Aun no se ha cerrado

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He dejado la puerta entreabierta esperando a que la abras.

He dejado el tapete de la entrada para que limpies tus tenis antes de entrar, dejando embarrado toda la mugre que pisaste en tu trayecto

Dejé un vaso fresco de limonada por si te cansaste en el camino, uno de café por si el frío lastimo tus manos y una sangría por si tus hombros tensos y nerviosos necesitan relajarse.

Dejé el perchero en la entrada para que cuelgues ese abrigo negro pesado, además del paraguas que te protegía de la tormenta que te impedía venir.

Dejé el estero encendido con un disco lleno de canciones que tal vez le resulten familiares a tu corazón.

Y también deje mi sillón más cómodo junto con una manta, pues se que te hace falta el calor y un ligero descanso a tu espalda adolorida

Pero el viento está cerrando la puerta, el tapete se está mojando, la limonada pierde el sabor, el café se enfría y la sangría está a medio tomar, aunque no me guste, mi cuerpo necesitaba un grado de alcohol para asimilar esto. El perchero sigue vacío, el estero sigue haciendo un ruido blanco molesto y el sillón junto con la manta empezaron a empolvarse.

Miro el reloj día a día esperando el momento. Hice un surco en mi sala mientras mis ideas lo hicieron en mi cabeza. Las ojeras se me empezaron a marcar después de trasnochar pensando que llegarías tarde o temprano.

He dejado la puerta entreabierta y solo me queda ver cómo se cierra lentamente, poco a poco, sin ver tu mano que la detenga.

Escribiendo con los dedos friosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora