The Justice League

Capítulo 12. ¿Princesa?

- Debemos separarnos - Dice Arthur al llegar a Coast City, la ciudad de Hal. Una ciudad costera llena de gente y con la Sede de Ferris Aircraft, la empresa aeroespacial de la que Hal es miembro y pilota desde siempre. Arthur viste una camiseta sin mangas, bastante ligera y unos vaqueros oscuros.

- En equipos de dos - Clark apoya su decisión. Va vestido como siempre viste Clark, las gafas, la corbata, la camisa y los pantalones, y por debajo su traje de Superman por si hay algún peligro.

Cuando salieron de la superficie, fueron a comprar ropa, no pueden ir por la calle a la luz del día vistiendo de superhéroes. Como siempre, les tocó pagar todo a Oliver y a Bruce, que no rechistaron, ya están acostumbrados.

- Vale, pues yo y Dinah iremos juntos - Oliver con una camisa azul, una chaqueta de cuero marrón y unos pantalones grises, la ropa de Green Arrow la ha dejado en los vehículos proporcionados por Arthur.

- Yo con Arthur - Anuncia Mera, con un traje blanco, una hebilla en la cintura, una chaqueta grisácea y una bolsa para guardar aquello que encuentre útil para el futuro.

- Yo iré con Clark - Dice Diana, llevando una falda, una camisa y tacones, debajo de su ropa está el traje de Wonder Woman, pero con las muñequeras guardadas en un bolso.

- Entonces yo con Bruce - Barry porta un jersey y unos pantalones, llevando su anillo en el dedo para cualquier adversidad.

- Como sea - Dice Bruce mirando y observando como buen detective la ciudad, con un jersey de cuello alto oscuro y unos pantalones.

- He cambiado de opinión, yo voy con Bruce - Diana sonríe, pero Bruce no la mira, pensando que preferiría ir con Barry, pero se lo guarda para sí mismo.

- Como sea -. Repite este.

- Si encontráis a Hal, decidlo por el transmisor - Todos se colocan el transmisor en la oreja, se miran por última vez y cada pareja comienza a andar por su camino.

Bruce camina con paso decidido aparentando los puños y los dientes cada vez que ve que uno de los militares de los que Arthur habló, atacan a un ser inocente por la mayor tontería posible. Las calles están abarrotadas de estos militares que controlan todo, desde por dónde hay que caminar; donde se puede entrar; hasta con quién se puede caminar y con quien no.

El día se va oscureciendo y tintándose de tonos azules y oscuros dejando en el cielo el precioso color rojizo del sol al posarse, coloreando las nubes de colores, dignos de ser retratados por los más grandes pintores del momento. Van caminando por la acera cuando ven a un hombre ser apaleado por uno de los militares, sin pensarlo, Bruce se lanza a atacar al militar con sus puños, seguido de Diana. Los militares se giran y golpean a Bruce en las costillas, este lanza un derechazo en toda la mandíbula del militar, más hombres uniformados se acercan para ayudar a sus compañeros militares. Bruce y Diana se miran y salen corriendo por la calle chocándose con todo el mundo.

Un hombre, propietario de un restaurante les ve siendo perseguidos por una horda de militares, abre la puerta y les indica entrar en ella. Sin pensárselo mucho se adentran. El señor les sienta en una mesa sin limpiar, dando a entender que llevan tiempo allí disfrutando de la comida. Una de las camareras tapa con un pañuelo el pelo de Diana. Los militares entran a la fuerza en el restaurante, Diana, rápidamente posa sus manos sobre las mejillas de Bruce y le besa apasionadamente, fingiendo ser una pareja que había llegado mucho antes.

Bruce siente como sus sentimientos se fortifican al instante que ella le toca con sus labios, siente la electricidad pasar por sus cuerpos, siente como sus almas se funden en un mismo ser, tal y como siempre debió haber sido. Diana mantiene una lucha interna entre sus sentimientos, entre el amor que siente por el hombre delante suya; y el sentimiento de culpa por haberlo hecho. Recordando la mirada de dolor en el rostro de Bruce, aquella noche, recordando que esa misma mañana él le había dicho que sentía todo lo ocurrido, en forma de despedida.