I wish..

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Cerró el diario que le habían obsequiado hace unas semanas, después, simplemente inclino su cabeza y cuerpo tanto fue a parar sobre la incómoda mesa del saloncito del taller de autosuperación. Las migas de borrador y lápiz que había utilizado previamente se pegaron a su mejilla como una suave caricia. -Harry, despierta hombre, debes terminar tu escrito semanal- los ojos dulces pero faltos de color del terapista Luther lo observaban con fastidio y egocéntricos.

Harry, gruñe, pero logra recomponerse. Acomodó su cabello, tomó su libreta y salió del lugar donde el circulo de alcohólicos anónimos se reunía. Ya no deseaba seguir en ese espacio deprimente, no después de permitir que sus sentimientos fluyeran con tanta facilidad en un escrito se suponía debía ser leído colectivamente. ¡No señor! Él ya es lo suficiente patético ante los ojos de los pueblerinos enunciar sus pensamientos poco alentadores sobre su vida solo terminarían en catástrofe.

Y por si no sabes a lo que se refiere el hombre deprimido que estas conociendo. Solo hace un mes atrás -durante la época que arruinó el corazón de Harry- el periódico local público un artículo amarillista, demasiado extenso, en donde contaron la trágica historia de un alfa de gustos extraños pero que al mismo tiempo logro superarse y hacerse valer en el ejército. No obstante, la parte degradante del asunto es la conclusión, donde detallaban la decadencia del valiente alfa. Prácticamente todos se enteraron de sus asuntos y cada vez que se acercaba a algún lugar público los rumores parecían emerger.

Así que un enojado y frustrado Harry se paseaba por las calles de la ciudad buscando no ser molestado por ancianas chismosas y niños de ojos juzgadores, siempre paranoico y pensado de más. El camino siempre parecía ser eterno, tenía que pasar por el centro de Arlington y aguantar alfas burlándose a lo lejos y comentado como la naturaleza se había equivocado al darle la marca de la luna llena, siempre silbidos y uno que otro empujón. Era un camino infinito y tortuoso, no sufrió de bullying en ningún momento de su infancia y adolescencia, sin embargo, como adulto el destino había dado libertad a todo pueblerino de hacer de su existencia algo imposible.

- ¡Ya llegué Gems! - enunció entrando en el departamento de su hermana, su ahora hogar, por un tiempo. -Volví a escapar del grupo, pero te juro que tengo una buena ra...-. -su voz se apagó al encontrar a su hermana y al cachorro dormidos sobre el sofá, manchas de pintura roja, azul y verde fosforescente en su ropa y piel. Un montón de marcadores y bolas de plástico; eran demostración de lo que aparentaba ser la construcción de una maqueta típica sobre el sistema solar. El rizado suspiró, intentó tomar al cachorro en brazos, pero su hermana entre sueños le gruño en su cara, naturalmente, no era algo del todo amenazante, a decir verdad, sonaba como un gatito, pero por su integridad física prefirió dejarlos en la extraña posición en la que dormitaban. Nunca era buena idea molestar a una omega con sus crías.

Se sintió ajeno a el ambiente que lo rodeaba, todo cálido y con el aroma del alfa de Gemma siempre prevaleciendo en el lugar. Era como observar una realidad que nunca seria propia. Harry suspiro, ordeno un poco el desastroso paisaje que era la sala de estar y decidió que era una buena idea preparar espaguetis. Fue un mal plan, las recetas de internet que había encontrado no mencionaban que este debía poner aceite en el agua, su comida especial termino reducida a una masa de forma extraña. -Hugh, ¿Qué apesta?- una chica con pelo de león y sus manos tapando la nariz se acercó a él. -Intente preparar la cena... no salió como lo esperaba-, murmuro mirando la olla con indignación, -internet no te enseña a cocinar Gems-, ella soltó una risa, tomo el contenido y lo volcó sobre el cesto de basura cercano, -lo bueno es que es jueves y Tom traerá comida china, lo malo es que nos dejaste sin pasta y deberás reponerla- Gemma golpeo la nunca de su hermanito.

-No estaba tan mala Gems- Un puchero apareció en el rostro del alfa

-Apestaba a trapo mojado...Will lo olio y tuve que enviarlo a su cuarto antes de que se desmayara por no respirar-Gemma lo analizó con los brazos cruzados y la sombra de una carcajada naciendo en su boca -Estoy empezando a dudar en dejarte a Will , no quiero que muera de hambre mientras trabajo- el rostro de Harry enrojeció.

-¡No lo hará! Seré un buen tío, ya verás, puedo manejar un avión, podre cuidar de un pequeño- El alfa inflo su pecho y realizo un saludo militar para su hermana. Gemma permitió que una sonrisa, casi maternal, se escapara de su boca y alegrara el oscuro día de Harry. Con pasos suaves, que solo podría aprender de su experiencia como madre, se acercó al alfa. - ¿Cómo fue la terapia hoy? - Harry se alejó dos pasos. -Estuvo bien. Nos regalaron unas libretas y tenemos que escribir un montón de tonterías. No parece importante- escapo rápidamente de la mirada verde de su hermana. Gemma, no es tonta, pero Harry pareciese confiado de que su explicación fue suficiente para calmar el instinto de su hermana. Sin embargo, no fue así. -¿Estás seguro de poder cuidar a Will, H?- Harry se mordió el interior de su mejilla, ni su hermana confía en él. -Si puedo hacerlo Gems-. La conversación se vio cortada por el grito alegre de Will y sus pasos suaves pero rápidos dirigidos hacia la entrada principal "Papá" escapaba de su boca tan rápido que llegaba a ser poco entendible. Gemma también salió a pasos rápidos de la cocina para ir a recibir a su alfa.

Tom fue de hecho el primer enamoramiento de Harry cuando recién estaba descubriendo sus verdaderos gustos.

Es aquel alfa que hacía que sus tardes trabajando en el supermercado de su padre fueran realmente gratificantes. En su adolescencia, Tom le regalaría sonrisas brillantes y dulces de coco mientras fumaban en la parte trasera del local, tendrían allí conversaciones que hacían que un joven H se ilusionara con la idea de aquel alfa aceptándolo como pareja, aunque tuviesen la misma luna. Sin embargo, aquello concluyo al inicio de la primavera, aquel día cientos de alfas iniciarían el cortejo con quienes han decidió sea su omega. Recuerdo que yo tendría solo dieciséis años. Me encontraba sentado en el columbio de nuestro patio delantero cuando le vi llegar a mi casa. Si me ilusione, pensaba que Tom había ido a seleccionarme a mí como su pareja y pediría a mi padre su permiso. No fue así.

El llego oliendo dulce y acido como el bosque cuando llueve, tenía una camisa azul finamente planchada y unos pantalones de vestir negros un cinturón texano decoraba perfectamente su cintura. También traía unas margaritas envueltas en un fino papel morado. Lucia perfecto. Recuerdo que aquel día con manos temblorosas el me saludó. Toco el timbre y espero tembloroso a que le permitieran la entrada. Mi madre lo recibió sonriente, como si ya lo estuviera esperando. Yo entre detrás de ellos, como una sombra. Mi padre lo esperaba en la sala y Gemma vistiendo un conjunto amarillo, el color de los omegas aptos para el cortejo, observaba todo desde la escalera del fondo. Mi padre me llamó para que me sentara también. Tom, inicio su discurso. Dijo que se había impregnado de Gems desde el primer día que la vio en las clases del preescolar. Dijo que deseaba ser un buen alfa para ella y formar su propia manada a su lado. Dijo que en las noches soñaba con el aroma y la sonrisa de Gems. Concluyo, rogando con el permiso para cortejarla.

Yo me negué

Mi padre acepto y mi madre pellizco mi brazo izquierdo molesta por mi negativa. Me ignoraron, al fin de cuentas el alfa de la familia es mi padre. Aun puedo sentir mi corazón tratando de escapar de aquella situación y los días siguientes fueron aún más desastrosos. ¿Cómo sería mi vida si yo no fuera un alfa?

Envidaba enormemente la imagen que se dibujaba ante mis ojos. Mi hermana recibía con dulces besos a su Alfa. Un cachorro de cabellos dorados saltaba en medio de ambos tratando de obtener también mimos. Los tres reirían mientras abrazos con manos suaves eran repartidos y el aroma de la familia se adueñaba de cada rincón del hogar.

Harry deseaba eso.

Un hogar.

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A todes les que han seguido leyendo esta historia, me disculpo por no actulizar tan seguido. Soy una persona que suele corregir demasiado todo lo escribe, lo que hace que me demore en aceptar que logre terminar otra parte de esta pequeña fic. Gracias por su paciencia y les prometo que dejara de ser tan deprimente más adelante.

Barbs

A Second Chance [L.S] OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora