Detalles

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"Quítame el pan, si quieres,
quítame el aire, pero
no me quites tu risa"

Un golpeteo molesto interrumpió el monólogo de Harry sobre la risa de su incognito personaje. El alfa despegó la mirada de sus letras en búsqueda de aquello que le distraía y hacía rechinar sus dientes.

En una esquina, lo descubrió, era la pierna derecha de Deborah. Esta se movía de arriba a abajo y de abajo hacia arriba en un movimiento casi frenético pero inconsciente. El pie de la alfa golpeteaba con crudeza el suelo de madera y generaba un estruendo en los oídos sensibles de los demás en el saloncito de la iglesia comunal de Arlington.

Parece que Harry no era el único fastidiado con el movimiento de la mujer. Dado que segundos antes de que el mismo se levantará de su asiento dispuesto a parar con sus propias manos la molestia. Un beta chequeo sus palmas y logró traer de vuelta a Deborah. La chica apenada coloco una de sus manos encima de su rodilla intentando parar el tic inconsciente que su cuerpo denotaba. El golpeteo fue cesando y nuevamente los lápices y el llanto de un joven omega a la derecha de Harry musicalizaban la instancia.

¿Ya habíamos aclarado que a Harry no le gusta aquel lugar?

Bueno no es que odie el perfil físico de donde se encuentra. Lo que el alfa odia es a los entes que lo comparten con el semanalmente. Los ojos verdes del hombre se sienten reflejados en las facciones pálidas y los dolores de pecho de aquellos que también han sufrido de dolores que los analgésicos ya no calman.

Son dolores que no desaparecen ni son tangibles. Arruinan un fragmento de tu cerebro y evitan que seas considerado una persona normal. Normalmente tienen múltiples nombres y explicaciones. Por ejemplo:

El viejo Jensen un hombre que en su pasado mantenía una fábrica de finos textiles. Vio fallecer a su omega hace unos cuantos meses a causa de un "accidente" en la ventana - la omega tenía un desequilibrio emocional que nadie notaba y decidió morir una tarde-. El dolor de Jensen es ahora el conocido: lazo roto.

Luego está Deborah. La alfa, al igual que Harry, había sido parte de la vida militar desde una edad muy temprana. Ahora que ha vuelto a casa solo logra dormir una media hora antes del que pánico se apodere su cuerpo y la mantenga agitada el resto de la noche. Se le ha rebajado la dosis de somníferos debido a que estos le estaban generando una adicción.

Luego esta Dave, es un omega, posiblemente la persona más joven del grupo. El chico había sido víctima de un alfa abusivo. Con sólo 19 años ya había tenido a su primer cachorro. No obstante, ha decido no hacerse cargo del pequeño hasta que sea lo suficientemente fuerte para cuidar de otra persona. Nadie sabe realmente qué fue todo aquello que él muchacho vivió. Siempre se negaba a comentarlo. Pero su dolor se presentaba tan pronto como comenzaba a escribir. Siempre lloraba, sin embargo, a nadie le molestaba ya.

Y la lista sigue. Pero creo que ya hemos comprendido por qué a Harry Styles le conflictúa asistir al "grupo de apoyo".

La rutina del espacio era algo así:

primero debían redactar su texto diario. Luego, serían alejados de sus esquinas y obligados a formarse en círculo en medio del saloncito. A Harry siempre le correspondía el asiento debajo de la ventilación que dejaba sus dedos vueltos una piedra. Y por último, se suponía debían compartir como se sentían y unas cosas más que alfa nunca recuerda.

Aquel último momento era el más incómodo. Hacía que Harry se sintiera presionando a hablar, pero sus palabras muy pocas veces decían más que:

- Hoy logré volver a el departamento de mi hermana sin desviarme del centro- o un
-Llegue a tiempo a la escuela de Will y no dejé que la mancha de mi zapato me molestara demasiado-o tal vez un - dormí dos horas, es un nuevo récord-

Sus palabras serían esas por el momento.

Omitiendo los detalles de la risa con olor a margaritas y que logró dormir porque Will se había colado la noche anterior en su cama y le había dado paz a Harry.

No, no estaba listo para admitir en voz alta esos detalles.

Las 2 horas que dura cada jornada han concluido y Harry de regala dos palmaditas en su hombro izquierdo porque en esta ocasión, no escapó. También como premio decide que quiere comer una paleta de limón de camino a la escuela de Will. Estaba bien de tiempo entonces aprovechó su paleta y evitando que sus manos se llenarán de gotas ácidas. Lamio esta mientras se sentaba en un columbio cercano a la entrada de la escuelita. No había nadie cerca y su lado infantil deseaba sentir que volaba nuevamente. Lastimosamente sus piernas eran muy largas para el jueguito y no logró elevarse como su antiguo pájaro militar.

Parecía que acontecía un día cálido, sin embargo, el cuerpo de Harry continuaría frío sin muchas ganas de obtener ese calor que tanto le hacía falta.

Era una gran contradicción el no poder disfrutar plenamente de su paleta de limón. El sabor no era dulce como el que recordaba de niño y definitivamente la sustancia se volvía incomoda en sus manos cuando una delicada gota lograba derretirse en sus manos. Y sí.

Harry debe reaccionar después de un rato concentrado en la sombra danzante de las ramas de un árbol y su sinfonía junto a la brisa primaveral que poco a poco se aproximaba entre las flores. Desvío sus ojos verdes desenfocados de una abejita que zumbaba cercana a un rosal y se encaminó a la entrada de la escuela. Justo al momento preciso en que la chirriante campanada sonó.

-Disculpa, ¿eres Harry Styles?.. ¿El militar? - una omega ya madura. Vestida de unos Jeans y una blusa púrpura, buscada atraer la atención del expiloto con el movimiento de sus manos.

-No sé de quien habla señora. Se debe de haber confundido con otra persona-claro como si un alfa de dos metros con una cicatriz delgada en su brazo derecho fuera algo común.

La mujer negó con la cabeza y le señaló con un dedo.

- ¡Claro que eres el militar! - palmeo sus dos manos y Harry intentó seguir su camino a la entrada. - ¡Espera! ¿A dónde vas? - se interpuso en el paso de las botas del Alfa - ¿tienes un cachorro? No lo sabía, imagino que los de la redacción del periódico obviaron el... -

Harry finalmente logró escapar de la mujer en medio de una pequeña distracción por parte de esta. Aumento sus pasos y finalmente llegó al punto donde entregaban a los niños del grado de Will. Se recargó en un muro cercano y esperó.

Fue en un instante, un instante en el que un hombre se acercaba cerrado la fila del grupo de Will, que El alfa del desdichado expiloto sintió nuevamente la fresca risa de la mañana. Sus ojos poco a poco enfocaron la silueta exquisita del incógnito. Y en menos de un punto y coma. Las facciones de un rostro sereno, suave y alegre y azul se dieron forma.

Harry Styles nunca observaba directamente a los ojos. Pero en esta ocasión descubrió que no deseaba apartar su mirada del cielo.

A Second Chance [L.S] OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora