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—Estás aquí, porque tenemos una propuesta para ti, Izuku Midoriya.

Bien, le había quedado mas que claro:

Es extorsión.

—¡No tengo dinero y tampoco ningún secreto interesante! ¡Por favor no nos maten a mi madre ni a mí! De-déjenme ir... Juro que no diré nada.

"....."

Hubo silencio hasta que esté fue roto por la abrupta aparición de las risas que escapaban a carcajadas por los labios del mayor.

—Me parece que aún no captas la idea, eres algo lento a pesar de haber escrito todo lo que está en este cuaderno.

El peli-verde observó la libreta a la vez que sus labios se juntaban en una casi perfecta línea. Desvió brevemente su mirada al cuaderno carbonizado unos centímetros al frente. Si ese fue el caso, entonces...

Oh, claro. Ellos ciertamente husmearon en sus cosas, ¿verdad?

—A juzgar por su apariencia deduzco que simplemente no eres muy cuidadoso con tus pertenencias, o no todos reconocen el potencial.

¿Estaba siendo amable?

¿Por qué estaba siendo amable?

Hasta donde Izuku sabe, eso no es una buena señal.

—Sin embargo, el potencial debe ser explotado, y en tu situación no es probable que ocurra.
No tienes experiencia ni un modelo a seguir, en definitiva son apuntes interesantes, pero no veo más que teorías y preguntas sin respuesta. Necesitas aprender a soñar de manera más realista. Nosotros podemos enseñarte eso y mucho más.
Todo lo que necesitamos es tu colaboración en cierto aspecto.

¿En cierto aspecto? ¿Y eso qué se supone que significa?

—Con base a los acontecimientos recientes, Midoriya, es sencillo darse cuenta de que las cosas no andan bien. Si así lo prefiere, nosotros podríamos ayudarle con eso siempre y cuando esté dispuesto a apoyarnos, un trato justo a mi parecer.

Aún más duda y junto con ella incredulidad llegó a la mirada del pecoso.

¿Que tanto sabían?

¿Cuánto tiempo lo vigilaron?

—No pongas esa cara, ya te lo dije. Cuando se tienen los medios y los fondos, no es difícil encontrar a las personas, tampoco es difícil conocerlas.

El de ojos verdes pasó saliva con fuerza al sentir la mirada violenta del joven con manos repartidas por el cuerpo sobre su nuca.

El silencio se adueñó de la habitación por unos segundos que al pecoso le resultaron eternos.

—Contéstame con sinceridad, Joven Midoriya ¿Nunca deseaste darle al mundo una cucharada de su propia medicina?
¿Nunca quisiste mostrarles todo de lo que eres capaz?
¿Nunca quisiste que el mundo cambiará?
¿Hacer sufrir a esta sociedad que solo causa dolor?
¿Exponer a esos falsos que se autodenominan héroes?

¿Nunca quisiste que hubieran consecuencias?

Sus manos temblaron con más fuerza y su nariz comenzó a picar.

¿Realmente estaban intentando comprarlo con venganza?

Muy en el fondo de su ser, Izuku esperaba en cualquier momento despertar en un hospital y que el doctor le dijera que su operación fue un éxito, o que un auto lo golpeó, o que un grupo de terroristas soviéticos drogaron a toda la ciudad por medio de las fuentes de agua y por eso estaba teniendo alucinaciones extrañas.

ConsecuenciasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora