Consecuencias

07

Midoriya se quedó boquiabierto frente al espejo, contemplando el feo hematoma que ocultaba la gasa sobre su mejilla. Siseó de dolor cuando presionó suavemente con la yema de los dedos y negó con la cabeza, agradeció profundamente que mamá no lo hubiera visto porque de otra forma todo habría salido mal.

Suspiró mientras se deslizaba fuera de su uniforme, sintiendo que el dolor en su costado volvía. Apretó los dientes mientras se sacaba la camisa por los hombros y su nariz comenzó a picar mientras deshacía el vendaje apretado en su torso, los ojos se le llenaron de lágrimas cuando observó su propio reflejo.

Sollozó.

Respiro temblorosamente mientras contemplaba la hinchazón desagradable en su flanco derecho. Un enorme moretón que comenzaba a pasar de rojo a azul se extendía sobre sus costillas e Izuku tuvo la certeza de que vomitaría si seguía observando.

No se atrevió a mirar más de lo necesario mientras se quitaba el resto del uniforme y simplemente se metió a la bañera con toda la delicadeza que pudo no sin antes comprobar una vez más el seguro de la puerta. Su excusa de trabajo grupal se caería a pedazos en el caso de que su madre lo descubriera.

Deseó con todas sus fuerzas poder tomarse su tiempo para disfrutar del consuelo que el agua caliente le ofreció a su cuerpo accidentado, pero se supone que solo estaba tomando un baño rápido mientras la cena estaba lista, e Izuku supo que le tomaría mucho más que solo unos pocos minutos rehacer todos los vendajes que con mucho dolor tuvo que desenvolver.

No fue capaz de retener las lágrimas, porque eso iba a doler mucho mañana.

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Se reclinó pesadamente en la silla de su escritorio y mordió lo poco que quedaba la galleta de avena que Kurogiri dejó en la bolsa de papel con la que se tomo la molestia de enviarlo a casa. Casi se atraganta cuando el dolor en las costillas lo hizo jadear, pero no tuvo la disposición de dedicarle atención al asunto mientras le dedicaba su escaso tiempo a otras exigencias.

Se despego el cabello aun mojado de la frente y olfateo mientras inspeccionaba perezosamente la etiqueta del que ya había catalogado como "frasco sospechoso" y se lamentó al saber que no había un nombre que buscar en internet, por lo tanto no tenía idea de que demonios estaba consumiendo. Bien pudieron ser alucinógenos potencialmente letales y Midoriya nunca se enteraría.

Frunció el ceño cuando notó las particularmente específicas indicaciones escritas en el contenedor y se preguntó la razón de las mismas. Aun así, entendió perfectamente que a menos de que quisiera ser brutalmente asesinado no debía pensar a menos de que se lo pidieran directamente y simplemente dejó la botella dentro de un cajón mientras iba a buscar un vaso con agua. Es durante su corto trayecto hacía el refrigerador que cae en cuenta de que de hecho tiene una vida, que aun tiene que ir a la escuela, recibir palizas y rendir exámenes. Debe encontrar la manera de recuperar todos los apuntes de las clases que se perdió, inventar mentiras para mamá, trabajar para los villanos y... Oh Dios, Izuku, que nunca te ha pedido nada, realmente desearía que lo liberaras de All Might y la estúpida playa durante al menos un día. Solo un día, ¿realmente es tan difícil?

Quiere simplemente volverse loco y llorar hasta morir de tristeza cuando recuerda que solo le quedan unas cuantas horas de sueño antes de tener que, inevitablemente, salir de su casa en el frío abrumador y deprimente de la madrugada para seguir el cronograma de entrenamientos que había olvidado que está en su mochila, aplastado contra los documentos que debe usar para planear el robo de un banco.

Suspira temblorosamente al conseguir el agua antes de correr a esconderse en su habitación sin concebir la oportunidad de que mamá pueda siquiera pensar en iniciar cualquier tipo de interacción y simplemente se desploma en la silla, sin importarle el reclamo furioso de sus costillas ante el movimiento poco considerado.