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Luego de minutos realizando profundas respiraciones en un intento de normalizar nuevamente la misma, Akaashi por fin se sintió un poco más calmo, miró la hora de reojo aún acostado en su cama y soltando un leve gruñido poco a poco fue incorporándose con el propósito de ir a alistarse para trabajar, como todos los días.

Sin embargo, antes de que los pies de este llegaran a tocar el suelo, su mirada fue presa de una oscuridad inminente que con los minutos se fue convirtiendo en una hermosa combinación de manchas que fueron tomando forma. Esto era a la vista un gran campo, lleno de pasto y hermosas flores de todo tipo que parecían adornar al mismo, el cielo se veía de su hermoso color azúl característico de igual forma teniendo como un adorno pasajero a las aves en grupos que pasaban por allí, y el sol; tan brillante como siempre que no perdía su protagonismo en el deslumbrante paisaje.

Después de unos momentos admirando un tanto embelesado todo lo que lograba divisar en su campo de visión, volvió dentro de sí y se levantó un tanto aturdido ¿Dónde se encontraba? ¿Por qué estaba en un lugar como este?, Akaashi estaba confundido, sin embargo, trato de mantenerse sereno y buscar una solución razonable.

El pelinegro comenzó a caminar sin rumbo alguno ese campo aprovechando igualmente para disfrutar la extraña paz que le proporcionaba el momento y el lugar. No obstante, algo más en el camino le comenzó a llamar la atención, esta era una modesta pero linda cabaña de madera que podía ver a lo lejos junto con dos árboles a sus lados y una abertura en el techo de la misma de la cuál salía humo, un alivio se apoderó de él por lo que aumentando la velocidad de su caminar se dirigía hacia esta, pensando que quizás alguien viviría en ella.

Quizás alguien sabría darle respuesta a todas sus preguntas.

When I'll see you again.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora