El sol se refleja en el agua lanzando destellos dorados que me ciegan por un momento, pero no me molesta, el calor es agradable en comparación a la fresca brisa de la mañana. No puede decirse que el Distrito 4 sea un lugar frío pero el invierno pasa factura en todas partes. Aun así, me quito la desgastada camiseta verde y los pantalones remendados antes de meter los pies en la orilla para luego zambullirme completamente en el agua.
El escaso ruido que podía haber desaparece entonces, sustituido por la calma submarina. Dejo escapar un poco de aire por la nariz, que se convierte en burbujas que me acarician la piel. Salgo en busca de oxígeno y vuelvo a hundirme alejándome cada vez más de la tierra.
Normalmente el lugar no está tan calmado. Siendo la pesca nuestra fuente de trabajo, el mar suele estar ocupado desde bastante temprano, capturando animales que, en su mayor parte, son exportados. Pero hoy no, hoy nadie va a trabajar…
Doy un par de brazadas hundiéndome más, hasta que mis dedos rozan la arena del fondo marino. Un cangrejo sale asustado de su escondite para volver a camuflarse unos metros más allá. Aunque empiezo a necesitar aire de nuevo sé que puedo aguantar todavía un rato más, por lo que persigo al animal y no tardo en atraparlo. La criatura se retuerce para liberarse pero no la dejo escapar. No es muy grande pero quizás pueda prepararlo como aperitivo para la noche, siempre y cuando siga aquí para la cena.
Nado hacia la orilla y allí utilizo mi camiseta para dejar atrapada a mi presa. Me tumbo boca arriba sobre la arena y observo el cielo, que cada vez se vuelve de un azul más intenso. No hay una sola nube en el cielo. Es el día perfecto, parece que todo está planeado para que nada estropee la cosecha.
Hoy es el día en el que dos de nosotros se irán y, si tiene suerte, sólo uno regresará.
A pesar de que intento detenerlo, mi respiración comienza a agitarse ante la idea de lo que me espera hoy. Mis posibilidades de ser elegido para participar en Los Juegos del Hambre no son muy altas, mi nombre sólo entrará en el sorteo seis veces; no son tantas si las comparo con la de alguno de mis conocidos. Varios chicos de mi clase tienen menos suerte que yo, se han visto obligados a pedir teselas cuando los peces escaseaban. Yo lo habría hecho también, pero mis padres nunca me lo permitieron.
Así son las cosas desde los Años Oscuros. Cincuenta y seis años atrás, el Capitolio aplastó a los distritos, que trataron de rebelarse, dejándolos subyugados a su poder a excepción del decimotercero, que fue completamente arrasado. Fue entonces cuando comenzó la tradición de realizar los Juegos.
Todos los años un chico y una chica, de entre doce y dieciocho años, de cada distrito son elegidos al azar para participar en Los Juegos del Hambre. Estos veinticuatro jóvenes son obligados a matarse los unos a los otros para diversión del Capitolio y horror de los demás habitantes de Panem.
Yo tengo diecisiete años, por lo que sigo dentro del sorteo. Aunque el día de hoy todo el mundo está bastante intranquilo podría ser bastante peor. Al menos nuestros participantes suelen sobrevivir bastante tiempo aliándose con los chicos del distrito 1 y 2, a ese grupo lo llaman los profesionales. Yo lo encuentro asqueroso, pero supongo que lo entiendo, si fuese mi vida la que estuviese en riesgo probablemente haría lo mismo.
— Hola. — dice entonces alguien y puedo escuchar cómo sus pasos se acercan y se van hundiendo en la arena.
Me incorporo hasta quedar sentado aunque sé de sobra de quién se trata por su voz. Leena, con su cabello castaño oscuro y rizado, sus mejillas pecosas y su curiosa forma de andar, como si diese pequeños saltitos, camina hasta ponerse a mi lado, dónde se sienta.
— Hola. — me limitó a responder. Hoy no hay mucho que decir. Supongo que podemos dedicarnos palabras de ánimo pero ninguno de las dos las cree necesarias. ¿Para qué? Por mucha suerte que nos deseemos ninguno se libra de la garra de la cosecha.
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Los Juegos del Hambre: Tempestad
FanfictionAños antes de que Katniss Everdeen y Peeta Mellark se declarasen vencedores de los septuagésimo cuartos Juegos del Hambre y encendiesen la chispa de la rebelión, muchos jóvenes de Panem se vieron obligados a participar en este brutal reality show. E...