— Muy bien. — dice Kerikot. — Ahora es el momento en el que llega la gran pregunta… ¿Algún voluntario para los tributos del distrito 4?
Inmediatamente hundo la mirada en el suelo. Según las normas, otro chico o chica en edad de participar en los Juegos puede ofrecerse para ocupar el lugar del que ha salido escogido al azar. No quiero mirar a nadie, lo último que quiero es que algún amigo no soporte la situación y decida presentarse. Esas cosas no pasan a menudo, hay que admitirlo, nadie desea perder la vida en la arena, pero todavía hay una posibilidad… Con un poco de suerte, alguno de esos chicos que lleva entrenando toda la vida decide presentarse. Si alguno hablase ahora, si me substituyese…
Pero entonces caigo en que no soy el único tributo, Carla también está allí. Lanzo una mirada al grupo de chicas y mis temores se cumplen. Leena está mirando al escenario, directamente a la niña.
<<No lo hagas, no te presentes voluntaria.>> No sé por qué pienso eso. Que yo sepa no se conocen, pero yo he salido elegido, y Leena sería capaz de cualquier cosa por ponerme a salvo.
Es en ese momento cuando ella desvía su mirada hacia mí. Sus labios se separan pero frunzo el ceño y niego ligeramente con la cabeza. Si ella se presentase voluntaria… bueno, tendría todavía menos posibilidades de volver a casa. No tendría ninguna. Porque si hay algo que tengo claro, es que nunca podría matarla. O al menos eso quiero creer, he visto verdaderos horrores en los Juegos.
Kerikot abre los brazos como animando al público a hablar. Incluso parece que espera recibir algún tipo de ovación. Sin embargo, y para mi alivio, no se escucha respuesta alguna. Nadie se ofrece voluntario para salvar a Carla o a mí.
El hombre deja caer los brazos y sonríe, mostrando unos dientes demasiado blancos. Hace un gesto al alcalde para que se levante y ocupa un asiento junto a Mags, que mira en otra dirección.
El alcalde se acerca al micrófono de nuevo sin mirarnos a ninguno de los dos elegidos y, cómo si fuese un autómata, comienza a recitar el Tratado de la Traición. El último discurso antes de dar por terminada la cosecha.
Yo no escucho sus palabras. En lugar de ello, clavo la mirada en el grupo de gente que tengo delante. Recorro sus caras tratando de memorizarlas, de guardar cualquier detalle. Tengo la angustiosa necesidad de hacerlo porque, al fin y al cabo, ellos son mi familia. Puede que no los conociese a todos, el distrito 4 es grande, pero todo el mundo está más unido el día de hoy, y ahora sé que los tributos lo están más que nadie.
El discurso termina absurdamente rápido, o al menos a mí me lo parece, ya que sigo obcecado con recorrer todos los rostros; y Anthar nos indica a Carla y a mí que nos demos la mano. La de la niña parece aún más diminuta comparada con la mía pero da un apretón completamente seguro y veo en sus ojos verdes una gran determinación.
— Ánimo. — me susurra.
Me quedo boquiabierto. ¿Acaso su susto anterior se debía sólo a la sorpresa? Por algún motivo ahora parece una chica completamente distinta. Madura, fuerte… incluso más adulta. Sin embargo no puedo evitar ver que, en sus ojos de color aceituna, se esconde un deje de tristeza.
Ahora que el alcalde ha terminado el discurso, suena, como todos los años, el himno de Panem. Mientras los acordes inundan el distrito pienso en todos los momentos que viví en aquel lugar. Quizás no es el sitio más feliz del mundo, pero vivimos en un mundo en el que nos separan a los distritos mediante rejas eléctricas, nos conformamos con poco.
Por algún motivo llega a mi cabeza el día que aprendí a nadar. Supongo que, en parte, es porque me siento de la misma manera. Asustado y nervioso, inconsciente de lo que va a pasar a continuación. Recuerdo cómo mi padre me llevó hasta la playa. Yo tendría apenas cinco años, pero en la zona en la que vivimos aprender a nadar es una necesidad desde muy joven.
ESTÁS LEYENDO
Los Juegos del Hambre: Tempestad
FanfictionAños antes de que Katniss Everdeen y Peeta Mellark se declarasen vencedores de los septuagésimo cuartos Juegos del Hambre y encendiesen la chispa de la rebelión, muchos jóvenes de Panem se vieron obligados a participar en este brutal reality show. E...