"¡Miren! Ahí va el mago fracasado" era lo que Jimin pensaba que decían acerca de él los demás. Cosa que no estaba muy lejos de la realidad al parecer.
¿Y por qué? Bueno, empecemos contando un poco más acerca de su vida personal.
Park Jimin desde sus nueve años de edad, comenzó a tener un fuerte interés por la magia. Sin pensar que al contárselo a sus padres, estos lo tacharían de inmediato como la oveja negra de la familia, pues, ser un mago para ellos era lo equivalente a ser un total fracaso. No como por ejemplo, ser veterinario, que era exactamente a lo que aspiraba ser su primo todo perfecto, el inigualable Seokjin, a quien todos lo mantenían en un altar y lo veneraban en cada cena familiar de los sábados.
Aún sintiendo profunda la desaprobación de su familia, cada que podía investigaba más acerca de la magia, e incluso, trataba de practicar cuando tenía la casa sola.
Y a lo largo de los años, sufrió incluso la burla de sus compañeros solo por hablar con ilusión de aquello que tanto le encantaba.
Por suerte nada ni nadie pudo arrebatarle esa chispa de pasión hacia la magia, la cual se había vuelto un pilar fundamental en sí, porque lograba provocar gran parte de su felicidad en un mundo tan gris como este.
Y Jimin era consciente de eso.
Pero no de lo que sería su vida en un futuro. En donde apenas cumplió sus veinte años, y sus padres con gusto le ayudaron a empacar sus pertenencias para que se largara de la casa, con la excusa de que su nueva prioridad era su hermano de 7 años, que ya él les era mucho gasto.
Gracias a eso, Jimin estuvo días sin dormir bajo un techo que le brindara seguridad, ya que el poco dinero que había logrado ahorrar en casa de sus padres no le alcanzaba para pagar la renta de alguna casa como planeó.
Pero tuvo la maravillosa suerte de parecerle atractivo a la hija de los dueños de una muy bonita casa que estaba justamente en alquiler. Ellos, estuvieron dispuestos a esperar que Jimin les pagara lo que debía en cuanto consiguiera un empleo, y mientras tenía un techo en donde estar.
Que con el pasar de más años se había vuelto prácticamente su nuevo hogar, en dónde estaba muy a gusto, aunque lamentablemente, no estuviese mucho tiempo allí desde que consiguió un puesto de mesero en donde la paga era buena, pero las horas demasiadas.
Tal vez si hubiera desistido desde ese momento en todo lo que era el asunto de la magia, su trabajo en aquel restaurante hubiera perdurado más tiempo. Porque sí, bastaron dos días en los que llegó tarde a trabajar para ser despedido, pero es que no pudo controlarlo al pasar hasta muy tarde en la madrugada practicando con su varita en la habitación.
Pero si no hubiese sido por ese mismo suceso, jamás hubiera conocido al ser más importante de su vida. Su conejito Kookie, a quien había encontrado abandonado y temblando de frío, aquella misma mañana en que lo despidieron y para calmarse un poco había decidido salir a caminar.
Su esponjocita y pequeña mascota lo hizo luchar aún más para tratar de conseguir lo que quería. A Kookie le encantaba dormir dentro del sombrero que su dueño usaba justamente para sus trucos de magia, y entonces, a Jimin se le había ocurrido la ingeniosa idea de que fuera su tierno ayudante.
Salían juntos a practicar trucos de magia en la calle, y así, poca de la mucha gente que pasaba por allí, les daban algo de dinero que Jimin podía ir sumando para gastar luego en lo necesario.
Era menos que lo que ganaba antes, pero su entusiasmo había crecido aún más.
Pensó que si su talento llegaba a mucha más gente, cumpliría sus sueños y le demostraría al mundo entero que ser mago no era de fracasados.
Imaginó que si Kookie hablara, diría lo mismo. Así que por un buen tiempo, estuvo en varios locales, como bares con espacios para presentaciones, demostrando lo que sabía hacer junto a su conejito.
Y aún así, no era algo a lo que le gente le impresionara mucho, además, de que hacían comentarios como que Jimin era muy aquello o muy lo otro, en lo general despectivos, todos y cada uno de ellos escuchados por él mismo.
De a poco, eso le fue carcomiendo, y la torpeza se apoderó de sí. Y si de aspecto hablamos, la gente comenzó a decir que parecía un ex convicto maniático y medio borracho.
Pero lo que nadie, ni el mismísimo Jimin sabía, es que un tonto libro de hechizos cambiaría su vida de un día para el otro.
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Abracadabra y... ¡Esto no era así!
FanfictionEn donde Jimin, es un desesperado mago que ronda por la ciudad junto a su conejito, en busca de dinero y reconocimiento. Pero un día y sin querer, los trucos se le van de las manos gracias a un extraño libro, que termina haciendo de su mascota un hu...