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Se miraba al espejo arreglando su corbata, pensaba en los sucesos que habían estado pasando desde hace cuatro años, cuando llegó a la casa de su cariñoso primo.

No negaba que al principio la idea le parecía fatal, no por el hecho de que su primo fuera alguien problemático, si no que no sabía cómo iba a mirarlo tras no saber nada de él durante 10 años. El trauma que ambos se habían llevado en ese tiempo fue grande, Scourge se quedó con su abuela materna y él con su Nana paterna.

Tomó su sacó y se lo colocó, empezando a arreglar su cuello. No negaba que sintió tristeza al ver que el verdoso seguía viviendo en el pasado, peor aún se sintió cuando se enteró de los negocios ilícitos de los que se encargaba.

- Toc toc, ¿Ya estás listo, Morita? -mencionó desde la entrada de la puerta, pasó al cuarto con una caja de regalo mediana- mira lo que te traigo~

- Scourge, no era necesario -se acercó a él con una sonrisa llena de ternura.-

- Es tu graduación, ¡hay que celebrar al oficialmente Psicólogo de la familia! - dejó el regalo en la cama y abrazó con fuerza al azulado- ellos estarían muy orgullosos...

- Gracias...

Pero, afortunadamente, el destino giró las cosas para bien. Y su primo sería alguien mejor.

Primito Cariñosito©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora