2; Dulces sueños

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Ingresó la llave a la puerta, el significativo "click" dio la orden para ingresar con todas sus cosas, cansado y sudoroso, dejó sus llaves en una repisa, hasta caminar a un sofá, justo a punto de tirarse, pero solo se recostó, soltando un gran suspiro como bufido, sintiendo una brisa fría y patadas de su hijo removiendose de su lugar. Desabotono el canguro para darle una movilidad, llevándolo a una cuna-corral donde tenía sus juguetes y mantas, no sabía levantarse aún, por lo que solo se removía en su lugar por mientras veía a su padre a un lado suyo ordenar todas esas compras, más tarde le daría su atención merecida, es obvio que quería también dársela, terminaba lo más rápido posible.

De cada bolsa desempacaba tarros que llegaban a las alacenas antes vacías, dentro del refrigerador también abierto eran llevadas otras especias, pollo, carnes, salsas, frutas y papilla.

El tiempo pasaba volando, su hijo estaba milagrosamente dormido, incluso cuando entró con la ropa doblada pada guardarla, entre otros objetos de aseo, este ni se inmutaba en el sueño, era un angelito durmiendo plácidamente entre los brazos de Morfeo.

El último orden fue ir al cuarto de su bebé para hacer lo antes mencionado. Que luego de prender una lámpara con luz amarillenta suave, diseños de estrellas y lunas entre el papel que rodeaba el foco, escuchó un jadeo, unos pequeños sonidos cual berrinches, así su corazón dando vueltas de alegría, el menor había despertado a espaldas suyas, y solo cureoseaba donde se encontraba ahora mismo, dando vueltas alrededor de su cuna sin saber aún gatear, como un gusanito miraba a su padre soltando incoherentes sílabas, poco a poco tornándose a unas de molestias que rápidamente fueron calladas por los brazos de su progenitor emocionado, cargandolo con sumo cuidado hasta repodar su cabeza en su hombro, abrazandolo desde la espalda con amor cual peluche en cama.

Balidos eran escuchados entre sus aún continuos pequeños lloriqueos... Oh no. ¿Qué quería si no era la atención de su padre? ¿Que debía hacer? No tenía idea, no quería que su pequeño gaste voz... Pero fue muy tarde.
Schlatt mantuvo a Tubbo entre sus brazos ahora, recostandolo sobre estos mientras impulsaba su cuerpo de arriba y abajo de una forma calmada pero desesperada.

— ¿Qué ocurre Tubbo? ¿Tienes sueño aún? Te acabas de despertar...— mecia a su hijo de arriba y abajo, pero el menor solo lloriqueaba más pegando su pequeña mano en el pecho de su padre, aveces hasta apegándose a su pecho—.

Ahí el foco se prendió para Schlatt.

Leche.

Leche materna.

Idiota, el bebé tiene hambre.

— Está bien, está bien, tranquilo hijo, voy a por tu comida, ¿Bien? Tranquilo— rogaba al pequeño mientras ahora lo mantenía en la posición de antes, recostandolo en su hombro no sin antes haberlo envuelto entre una toalla abrigadora para evitar el clima—.

Camino a la cocina, mantuvo a su hijo con una sola mano en su propio hombro durante todo el proceso de leche en polvo.
Primero hirvió el agua, 11min durando con su hijo lloriqueando en su espalda y entreteniendole con el mismo movimiento anterior que mecía, luego vertió el agua hirviendo con mucho cuidado en em biberon solo hasta la mitad, luego metiendo un poco de la fórmula en polvo, fue esperando un poco para disolver todo, entonces ya metiendo el agua fría dentro hasta agitarla con fuerza al taparla.

— Me complicas el trabajo, Tubbo, la leche ya está, ¿Ves? Deja de llorar y relajate un poco, yo también quisiera tener unos pechos para chupar— bromeó como si su hijo fuere a entender, irónicamente el menor detuvo un poco de su llanto cuando vio venir el chupón a su bocha, instintivamente comenzando a succionar—.

Schlatt fue hacia uno de esos grandes y largos sillones, donde con el menor en su ahora pecho, sentado, daba al menor de beber, aveces quitandolo de su boca para devolverlo, todo haciendolo con una relajada sonrisa, los ojos de su menor tan parecidos a los suyos, únicos, radiantes, esos ojos demostraban la inocencia en el estado puro, unas pupilas que demostraban un aprecio a quien cuidaba de él a pesar de ser un bebé.

— Woah, Tubbo, te has tragado la botella entera campeón, vaya que estabas hambriento — recordó entonces las horas pasando en ese supermercado con el menor sin llorar por la leche, manteniéndose lamentado por todo lo que obligó pasar a su pequeño— Oh... Hijo, ya no volveré a hacerlo, perdóname—.

Lamentó con un fin. Su hijo poco a poco cerraba sus ojos mientras que Schlatt mantenía su mirada fija en el canal de animales con volumen bajo, las lámparas de un foco también amarillento, siendo este tapado solo por el papel decorativo de siempre, un estilo antiguo pero confortante para Schlatt. Un ambiente suave, donde acariciaba a su hijo lentamente, desde la cabeza hasta su hombro.

Sin darse cuenta, sus ojos pesaban hasta que fueron cerrados pero con los brazos aferrados a su hijo, ambos pechos sincronizan su diafragma respiratorio, dormían en paz, como bebés.

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Ola perdonen faltas ortográficas):

𝐵𝑒𝑎𝑢𝑡𝑖𝑓𝑢𝑙 𝑏𝑜𝑦   ~   Dad!SchlattDonde viven las historias. Descúbrelo ahora