7; Lo inimaginable se hace posible

473 60 24
                                    

Ya pasó una semana luego de que Schlatt haya padecido un pequeño episodio de crisis y duda a causa de la enfermedad de su hijo, (cuya ha sido rebajada por los cuidados de el más experimentado).
En una semana escasea todo, sus reservar duran, menestras y carnes, pero con ahora otra boca que alimentar, y además que en poco Tubbo dejaría la leche de fórmula, eso sería un problema, deberá adaptarse a un estilo más vital, informarse por Philza lo más rápido posible, no era lo más grato quedarse noches platicando sobre un cuidado apto para Tubbo, luego ir a dormir con el menor procurando que sus llantos nocturnos no tomen protagonismo en sus noches de insomio.

Solo unas semanas. La estancia acordada entre los mayores para recibir los consejos de el viejo experimentado
Debería dejar de usar esos apodos, aunque era inevitable.

— Las drogas, la mente — escuchó a lo lejos, un tono chillón, carismático y divertido a lo casi lejos de su campo auditivo, desinteresado, habría seguido restandole importancia y continuar con sus labores, revisando los empaques de productos en los mostradores, si es que no hubiere sentido pasos detrás suyo, junto al toque de su propio hombro, cosa que lo alertó en sorpresa, reaccionando de una forma salvaje en la búsqueda de el imbécil que optó a molestarlo por nada — Porfavor, no les digas que estoy aquí... — el mismo tono con el que escuchó hace unos segundos, volteando a su lugar de origen. Ahí se mantenía escondidoo bajo el mostrador, un joven con una gorra ocultando la mayoría de su pelo, agitado, nervioso y todo tono amigable ido para ser reemplazado por el horror en sus facciones propias —.

Schlatt no podía decidir, entre mantenerse en sus asuntos como si nada o ayudar a alguien quien antes escuchó con simpatía.
Se veía muy joven y nervioso, cansado, alborotado o estresado... Leer caras no era el arte que dominaba, pero el menor era un libro abierto cuya cerradura era universal, podiase abrir con solo mirarlo; debía ayudarlo, ¿Qué tan malo puede ser?

De reojo miró detras suyo, hombres con rasgos aún más toscos, entre ma multitud eran unos nadies, apenas se les notaba, enojo en sus caras, frustrados, podría incentivar en que esos eran los malechores del joven.

— El cártel de mi barrio... — paró en seco, su garganta tragó seco, sus pupilas se minimizaron mientras que sus orejas eran levantadas al aire alerta en todo. Sobresaltado por el comentario murmurado, sabía que no debía meterse en eso, nunca hay qué, la gente es peligrosa, peleas por barrios entte pandillas era la moda urbana, y al juzgar por ese joven, el mundo consumió sus vírgenes ojos —.

No, claro que no, estos hombres eran cual buitres, la carne viajaba por el aire como velocidad a la luz, no iba a dejar que esta se difunda. Agarró al menor por detrás de su chaqueta, consigo mismo jalandolo hasta llegar a la multitud, con ella combinandose, no queriendo levantar muchar sospechas, por lo que tuvo que pensar rápido.

Casa.
Este chico debe ir a casa, dejarlo como perro libre. Con mucha brusquedad entre la multitud que empujaba como un ganado de vacas, salió de ese mercado.

— Vete. No quiero tener problemas con esa gente, tengo demasiado con tenerte a un lado mío — miró a todos sus lados, asegurándose de no ser vistos aún más —.

— Señor... Soy todo lo que tengo, no tengo ya nada... — desanimado confesó, avergonzado desvió la mirada y horrorizado se filtraba entre las oscuras paredes —.

Schlatt estaba jugandose la vida mucho en todos los sentidos.

-------------
Osiosi vacaciones
banda, juro que ya voy actualizando lo más que puedo
Aaaa perdón si esta re corto, pero hago lo que puedo

𝐵𝑒𝑎𝑢𝑡𝑖𝑓𝑢𝑙 𝑏𝑜𝑦   ~   Dad!SchlattDonde viven las historias. Descúbrelo ahora