La gran, grandísima

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-¿Fuiste tú?

Vi como dos ojos negros, vacíos. Sin odio, sin rencor y sin esperanza te miraban.

-Simpre soy yo Devon.

Te respondió ese hombre entre las rejas.

-Tú la mataste, tú mataste a la esposa de Ascher.

No era una pregunta.

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