Los miserables

78 7 0
                                    

Al salir encontré a mis padres y mi hermano esperándo por mi fuera del aeropuerto- ¿¡Por qué coño tardas tanto Jena!?- preguntó mi madre un tanto Ofuscada.

-Señora que dice ser mi madre no tardo mucho lo que sucede es que siempre quieres que todas cosas se hagan a tu tiempo y pues las cosas no son así- Respondí burlando me haciendo un puchero en su rostro.

-JENA!- Exclamó molesta justo antes de lanzarme una fuerte bofetada, bofetada que Max detuvo antes de que llegara a mi rostro.

-NO!- Ordenó Max con firmeza haciendo que nuestra madre retrocediera unos pasos, mi madre tomó el brazo de mi padre haciendo que este se colocará frente a ella como escudo.

-¿Crees que le voy a pegar como lo haces tú? O ¿Cómo ella lo hace con Jena?- pregunto molesto Max arqueado la ceja - Ha... No soy tan poco hombre como tú- Comentó antes de tomar mi brazo y subir conmigo al auto.

Nuestros padres se quedaron fuera del auto unos minutos intentando calmarse luego de esa pequeña escena que acababa de ocurrir a las afueras del aeropuerto. Luego de unos minutos ambos subieron al auto sin decir palabra alguna ignorandonos.

Todo el camino a casa fue una tortura, me quejo de la tortura que es escuchar a mis padres y sus peleas, pero no escucharlas significa que nuestras vidas serán si diversión toda la semana, prefería escucharla gritandonos que soportar lo que se nos venía encima, bueno, a mi, Max tenía la suerte de salir sin dar explicación alguna, al final es el hombre de la casa a pesar de nuestro padre estubiera ahí. Mamá cree que el universo debe actuar al rededor de sus acciones y sus decisiones. Luego de lo que parecieron dos días encerrados en el auto por fin llegamos a casa, no podía estar otro minuto más en ese auto; salí lo más rápido que pude del auto pasando por encima de Max abrí el portaequipaje tamando todas mis pertenecías lanzando las demás por toda la entrada de nuestra casa. -MAX! Apurate!!!- Grité desesperada esperando a que Max terminara de tomar su equipaje para abrir la puerta de la casa Max lanzo las llaves hacia mi dandome el privilegio de ser quien abriera nuestra casa. Entre rápido ya necesitaba entrar a mi habitación y tener la privacidad que me merecía luego de dos largos meses durmiendo junto Max y compartiendo baño con todos, ya quería estar sola, estar en mi propia cama y en mi propia recámara.

Cuando entré a mi habitación, puse mi equipaje a un lado del closet y me tire en la cama sacando mi celular del bolsillo mira la pantalla y por supuesto que estaba apagado, desordene mis valijas buscando el cargador de mi celular hasta que lo encontre y conecte dejando mi celular sobre la repisa.

Me lance sobre la cama cerrando por un momento los ojos o eso creí, al abrir me di cuenta que habían pasado varias horas ya, me había quedado dormida sin darme cuenta mire hacia los lados y ahí estaba él viéndome dormir -¿! Qué diablos haces aquí!? -Pregunté molesta.

-Vigilo tus sueños como cuando eras pequeña- Respondió acercándose a mi cama.

-SAL YA!- Grité molesta empujandolo fuera de mi espacio.

-Jena cariño dejame hablar contigo!- Comentó acariciando mi rostro.

-Sal de aquí ya. Si no quieres que esto acabe de otra forma- Ordenó Max tomando por la espalda a nuestro padre o mejor dicho a la única figura paterna que tuvimos.

-¡Max hijo! - Antes de que terminará de hablar Max le acomodo un derechazo en el rostro -No eres mi padre, solo eres el que se revuelca con mi madre y no se ha ido desde que tengo memoria. Max lo echó de la habitación cerrando la puerta detrás de él

-Cómo entró Jena?- Preguntó Max observando si me encontraba bien.

-Me quedé dormida y al despertar estaba en una esquina mirando- respondí bajando la cabeza sin mirarlo a los ojos.

-Lo que te hizo no te lo volverá hacer, mirame a los ojos eso no fue tu culpa, fue culpa de las inútil que tenemos por madre- Comentó dándole consuelo a aquella niña vive en mi interior -Bueno te dejo, cualquier cosa estaré en mi habitación- finalizó besando mi frente.

Salí de la cama agarrando mi celular al encenderlo vi todos los mensajes que me había dejado mi mejor amiga Sasha, dicen que todos atraemos el mismo tipo de personas que somos, no creo ser tan intensa como lo es Sasha.

Mi celular comenzó a sonar una y otra vez sin parar, todos los mensajes de Sasha hicieron que mi celular tuviera un nuevo tono de mensajes.

¿llegaste ya? ¿Por qué no contestas? ¿Vienes o voy?

- Sasha yo voy, espérame en 10 minutos- Fue lo único que respondí a todas sus preguntas, al ver el mensaje ya no tuvo la necesidad de continuar escribiendo la muy intensa.

Entre rápido al baño, me duché de prisa para arreglarme tomé del closet un vestido súper ajustado de color negro, una chaqueta negra y unos tenis de color negro, me hice una cola de caballo alta y tomé un bolso negro de lentejuelas. Abrí la puerta de la habitación despacio no sin antes tomar mi celular, para que nadie se diera cuenta en especial Max baje de puntillas; Max estaba encerrado en su habitacion y nuestros padres discutían como era de costumbre, salí por la puerta trasera marchando me a casa de Sasha.

Caminé unas cuantas cuadras hasta la casa de Sasha, no tuve la necesidad de tocar la puerta o presionar el timbre ya Sasha estaba en la entrada, sin pensarlo al verme saltó sobre mi callendo ambas al suelo.

A sangre fríaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora