La pequeña Alysa Stavrou parecía una humana sin gracia alguna, de complexión delgada casi desnutrida, careciente de un gran busto o un voluptuoso trasero, era todo lo contrario a lo que debía ser. Tan poco atractiva que si dijera que en realidad era una Omega juraría que escupirian en su cara por mentirosa, pero no mentía, para su desgracia la Diosa Luna le jugó una mala pasada y se equivoco con ella.
Se sentía tan poca cosa para cualquier alfa, que cuando tuvo de frente al mismísimo Evan Voulgaris estuvo decidida a rechazarlo.
Evan Voulgaris un hombre tosco y varonil, atraía las miradas de lobas, humanas y animales donde fuera. Era feroz y despiadado el peor lobo con el que quisieras cruzarte, un alfa de tomo y lomo ¿su problema? No encontraba a su pareja destinada, ¿su error? Creer que podía dominar a Alysa Stavrou.
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—Oh Diosa Luna ¿Por que no nací beta? o siquiera una humana... —se repetía cada noche la pequeña Alysa, su cuerpo no fue echo para ser Omega su sola presencia gritaba simpleza, ni gloria, no como los Omegas de verdad, su cuerpo ni siquiera resistiría dar a luz a un cachorro, era una decepción para su especie Omega que eran bellos y daban a luz a muchas camadas con cuerpos hechos a la medida con proporciones correctas Dioses y Diosas de carne y hueso, sus padres se lo repetían constantemente, ella eran un falló, un horrible error que había que ocultar.
Por eso desde que tenía memoria, fue enviada a vivir una vida normal con los humanos, vivir ocultando su naturaleza y su esencia, pensaba que pasaría hasta los últimos días sin un alfa que pudiera apaciguar el dolor en su vientre, esperando ansioso un delicioso nudo que nunca llegaba en cada celo a sus 22 años.
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Mientras distraidamente Alysa tan ensimismada con sus compañeros de universidad reía sin disimulo sin percatarse que por un breve instante dejo salir esa fragancia tan característica que volvió loco al moreno que sin querer por cosa del destino y de la Diosa Luna estaba pasando a su lado.
Lo detuvo al instante, se giro y aunque el olor a menta y frutos rojos ya no estaba, no despegó la mirada de la castaña, pues ella no se asemejaba a una Omega ni por lejos y creyendo estar equivocado deseoso de conocer quien era la hermosa omega que lo dejo clavado al suelo sin poder mover su cuerpo dejo salir sus femoromonas de alfa, mirando a su alrededor quien reaccionaba a él, porque sin esfuerzo su imponente olor, hacía temblar y mojar a cualquiera, pero el solo estaba deseoso de quien lo dejo como estúpido con el pulso a mil y una ereccion que se aseguraría de que la responsable pagará.
Lo que no sabia, es que sería él, el que terminaría pagando. Porque la Luna nunca se equivoca, y aunque la apariencias engañan esa pequeña Omega haría un desastre de él.
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-¡Hola! Espero que les guste esta historia, si existe algún error ortográfico pido mil disculpas, no duden en corregirme, estoy para mejorar.
Tendra contenido subido de tono +18. No soy una experta por lo cual no esperen mucho de mi jaja :c**Si alguien sabe hacer portadas envíen mensajito priv ❤️**
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La Pequeña Omega.
WerewolfLa pequeña Alysa Stavrou parecía una humana sin gracia alguna, de complexión delgada casi desnutrida, careciente de un gran busto o un voluptuoso trasero, era todo lo contrario a lo que debía ser. Tan poco atractiva que si dijera que en realidad era...