***El capitulo contiene breves descripciones s*xuales, lenguaje vulgar, si no es de tu agrado continua al siguiente capitulo***
Alysa
Iba en la camioneta de Clayton, había logrado escapar de milagro. Pero si me lo cruzaba otra vez no correría la misma suerte, estaba segura. No volvería a verlo fue una cosa del momento, si solo eso...
—Alysa ¿Me dirás de que huimos?.—Mi amigo hasta el momento había mantenido su boca cerrada.
—Nada...solo un animal que andaba suelto.—intente sonar lo mas calmada posible.
—Aja...¿un perro Alysa?—un lobo quise aclarar—¿Por qué mi auto huele dulce?¿Te vaciaste el perfume encima?
Si supieras...
Me miro de reojo, no me creía ni una palabra. Pero como le diría, un lobo quiere desvirgar mi lindo trasero, como si esas cosas pasaran...bueno si pasa, pero los humanos no lo saben.
—Y-Ya llegamos. Es mejor que te bajes ahora.—me voltee a verlo y estaba rojo, le podía ver la vena de su frente.
—¿Pasa algo?—con su mano disimulo taparse su entrepierna, ¡Dios Santo!—Nos vemos.
Corrí a mi apartamento. Me volveré una atleta a este paso, que ironía el único ejercicio que hago es caminar al supermercado a comprar chatarra.
—Ay Alysa, Alysa. En que te metiste.—me reproche.
Si ya tenia un alfa detrás, no quería lidiar con más hombres ¿desde cuando provocaba eso en ellos? Lo desconocía, era la primera vez que mi amigo, se le levantaba su amiguito o al menos no en mi presencia, todo mal Alysa, todo mal.
Me di otra ducha fría. Estaba asquerosa, mi ropa interior arruinada. Recalenté el pollo con patatas que hice ayer y me tire en mi cama exhausta.
***2 horas después***
Los golpes en la puerta de mi departamento me despertaron de mi gloriosa siesta, estaba furiosa. No hay nada peor que una Omega que no duerme su siesta. Quien sea, es persona muerta.
—¿Quién demonios es?—abrí de golpe, molesta. Así como abrí cerré—Mierda-a.
—Abre Alysa.
—¿Co-omo sabes mi nombre?—estaba frita.
—Ya se todo sobre ti pequeña. Ahora abre o derribare tu puerta.—Ya podía ver su sonrisa engreída detrás de la puerta.
—¡Llamare a la policía!...¡Lo hare!—grite histérica.
—Llama a quien tu quieras, nadie va a salvarte de mi—rio. se estaba burlando de mi.
Gruño. Mi corazón se acelero y mi sexo palpito, el muy desgraciado estaba dejando salir su olor a tierra mojada, nueces y chocolate. Con un demonio la maldita tierra mojada, estaba mojada ahora, eso era seguro.
Trague grueso, mi cuerpo no respondía. Instintivamente deje salir mi fragancia. Otro gruñido.
—Muévete, tirare abajo esta estúpida puerta.—mi Omega gritaba alfa, con las manos y el cuerpo tembloroso gire la puerta.
Tal vez si le daba a mi Omega y a ese alfa lo que pedía, me saciaría y luego solo continuaría con mi vida, un polvo, si así le dicen los humanos...un jugoso y chorreante nudo.
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La Pequeña Omega.
Kurt AdamLa pequeña Alysa Stavrou parecía una humana sin gracia alguna, de complexión delgada casi desnutrida, careciente de un gran busto o un voluptuoso trasero, era todo lo contrario a lo que debía ser. Tan poco atractiva que si dijera que en realidad era...