***El capitulo contiene breves descripciones s*xuales, si no es de tu agrado continua al siguiente capitulo***
Evan la tiro sobre la cama, Alysa aún estaba procesando lo que estaba pasando.
Todo estaba ocurriendo muy rápido, ella no alcanzo a protestar cuando Evan ya había rasgado su camiseta de un tirón, y jadeo cuando el ya estaba tocando el cierre de su pantalón.
—¡Espera! Esto es muy rápido ¡¿No me escuchas?!... ¡Evan! -el Alfa hacia oídos sordos, se deshizo del pantalón de otro tirón y ahora su Omega estaba solo en ropa interior.
La mirada oscura le recorría la piel. Alysa tembló, el no estaba razonando.
Cuando percibió las intensas y dominantes feromonas del Alfa no hizo más que temblar debajo de él.
—Alysa.-su voz gruesa y ronca le hizo mirarlo.
—¿S-si? -tonta tendría que haber dicho algo mejor. Pero no articulaba otra palabra, sentía que su garganta se secaba y la tensión en el aire era palpable.
— El celo se me adelantó.- se removió tenso.- si quieres que me detenga este es el momento, Alysa.
Por supuesto que él no creía que pudiera detenerse, aunque si su Omega le rogara con esa boca...o hacer algo mucho mejor con ella, la situación ya se le había ido de las manos y no se conformaría hasta no hacerla suya y completar el vínculo.
Por otro lado, Alysa estaba asustada, no tenía ni un poco de experiencia en el acto, tal vez debió explorar más su sexualidad cuando tuvo la oportunidad, un humano no seria tan tosco como el lobo que la miraba como una ovejita indefensa.
Lo que Evan no sabia es que Alysa era tan ajena a los instintos primitivos de los Alfas, después de todo vivió casi toda su vida oculta como una humana.
Y ahora era tan tonta que no se había dado cuenta de que Evan no era cualquier Alfa, aunque fuera Omega lo que estaba sintiendo y lo que él causo en ella la primera vez fue el lazo que los unía, eran mates, Evan lo sabia y Alysa lo desconocía.
Desconocía esa sensación en su pecho y la testaruda Omega creía que sus sentimientos solo se debían porque el era un Alfa, un ser superior a ella.
Su complejo de inferioridad nublaba la verdadera razón.
Que estaban destinados.
La Diosa Luna los había unido y aunque la pequeña Omega luchara en contra de su destino, este siempre lo llevaría a él y solo él.
Alysa estaba aturdida, el olor de su Alfa la estaba enloqueciendo, Evan la estaba enloqueciendo.
Evan ya se encontraba succionando y lamiendo su cuello, justo en lugar donde iría su marca, su pequeña omega jadeaba, y cuando ya había dejado suficientes marcas en su pequeño cuello fue a su boca. Observo que su omega lagrimeaba y de manera inconsciente movía sus caderas debajo de el y tirando de su camisa para apegarlo mas a ella.
Era adorable.
Pero la omega se sentía ridícula, hace unos instantes se estaba negando y resistiendo con su vida, pero apenas él toco su cuerpo ella cedió tan fácil que se maldecía. No podía resistirse y aunque su celo ya había pasado sentía el mismo ardor en su zona baja, necesitada de la atención de su Alfa. Sería mucho mas fácil si sus ciclos hubiesen coincidido tal vez menos doloroso, pero aun así su intimidad estaba dispuesta a recibirlo.
El siguió lamiendo ahora sus rosados labios dando leves mordiscos, mientras ella gimoteaba, él exploraba su delgado cuerpo, este le apretó los senos por encima del sostén haciéndola gemir en sus labios.
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La Pequeña Omega.
LobisomemLa pequeña Alysa Stavrou parecía una humana sin gracia alguna, de complexión delgada casi desnutrida, careciente de un gran busto o un voluptuoso trasero, era todo lo contrario a lo que debía ser. Tan poco atractiva que si dijera que en realidad era...