Dos

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Una noche oscura, sin luz de luna que alumbrara las calles. 

Pocas personas quedaban aún en el edificio. Se dedicaban a terminar pendientes, así no tendrían que llevar trabajo a casa o acumularlo al día siguiente. Poco a poco los trabajadores de todos los rangos y puestos iban retirándose, hasta que solo quedo uno. 

Con un clic terminó la transferencia de información. Pasaba de las 12 y fuera de las puertas de su oficina ningún sonido se escuchaba ya. 

En el mundo de los negocios, las cosas no eran fáciles. Sabia con quien se estaba metiendo, y ahora todo su trabajo corría peligro. 

Desde temprano en la mañana se habia dedicado a respaldar cada archivo y documento importante, no le faltaba mucho por terminar, pero ya estaba ansioso por volver a casa. 

El sonido de los pasos al caminar llamaron su atención. De inmediato estuvo alerta, apresurándose a cerrar todo en su laptop, buscando nerviosamente entre los cajones, aquella navaja que curiosamente habia decidido traer con él el día de hoy. 

Los pasos se detuvieron, volviendo a sumirlo en el sepulcral silencio, ni siquiera el soplido del viento contra el cristal del ventanal a sus espaldas se escuchaba. Su piel se erizó, anticipando lo peor. 

Caminó delante de su escritorio, dispuesto a abrir la puerta el mismo y averiguar de quien se trataba, más antes de que siquiera pudiera intentarlo, esta se abrió desde afuera. 

Con solo unas cuantas luces ara aclarar su visión, por supuesto que no espero toparse frente a él esa brillante cabellera rosada, seguido de alguien más, sonriendo cínicamente hacia él, como si el asunto le causara gracia. 

No dudo ni un segundo en abalanzarse hacia él, decidido a apuñalarlo con aquella navaja en su mano. 

El pelirosa fue apartado hacia atrás por el contrario, siendo el pelinegro quien recibiera un pequeño corte en su brazo.

En los segundos siguientes, nadie hizo un solo movimiento. Definitivamente atacarlos no había sido una buena idea, se dio cuenta de eso cuando su muñeca fue retorcida con fuerza, obligándolo a soltar el arma. 

Un fuerte empujón hacia atrás lo hizo caer al suelo, viendo al alfa pelinegro acercarse a el intimidante, seguramente dispuesto a golpearlo hasta la muerte. Pero antes de que eso pudiera pasar, un solo balazo se escuchó en la instancia, seguido de un profundo silencio. 

Agust dirigió su mirada hacia el omega que sostenía su arma con firmeza a la ves que cerraba con fuerza sus ojitos al salpicarle algo de sangre sobre su rostro. 

Una ladina sonrisa se formó en el rostro del mayor, definitivamente no se esperaba ese movimiento. 

Los próximos minutos son escenas sangrientas. Kitty se asegura de recoger la bala que a atravesado el cuerpo del empresario, así como limpiar la evidencia de lo que ha sucedido ahí. 

Mientras tanto, Agust cubre el cuerpo, dejando que Kitty se deshaga de la escena, el se encargará del cadáver. 

La soledad del edificio fue algo favorecedor para ambos, podían ir y venir sin que nadie lo notara. 

En cuanto terminan, se acerca al menor, con un paño húmedo entre sus manos recién lavadas. 

—No esperaba eso. —Pronuncia en voz baja, casi un susurró. 

Hace una seña con su mano que el omega entiende de inmediato. 

Frente a frente, con la evidente y linda diferencia de altura, el alfa ve como el menor cierra sus ojitos una vez más, dejando que el pelinegro limpie su rostro de la sangre antes salpicada. 

Louder Than Bombs ʸᵐ ᵈᵏᴵDonde viven las historias. Descúbrelo ahora