nena mal I

24 0 0
                                    

Vos, yo. carta rota, carta cortada, una nueva página y una quemadura de cigarrillo en la espalda, hoy es otro día. Me levanto mientras se levanta el sol, prendo un porro y me lo llevo a la boca.

Si vienen curvas, no freno,
y me da igual si la carretera es recta o no,
yo siempre ando acelerando
pisando el pedal, gastando gasolina, quiero más velocidad, escuchar como las ruedas rugen, como el viento fluye. Suelto el volante y me da igual estrellarme.

Quiero tirarme por un acantilado, a ver si el día siguiente apareces en mi funeral y nos volvemos a sentir por última vez. Quiero volver a dormir, a ver si sueño con vos y podemos hablar en otra dimensión.

Escapando, huyendo, ahora todo es diferente. Un monstruo me persigue, se llama mala suerte, capaz que los budistas lo llamarían "karma". Como si tuviera pesos amarrados a las piernas, empiezo a caerme y ese ser que me persigue me va a atrapar. Ya acepté mi destino, cierro los ojos;
y aparezco en un bar de mala muerte, bailándote, bailándote sabiendo que dentro de poco estaríamos muertos. Me pegaba a vos, vos te pegabas a mi. Estaba borracha, el alcohol era mi perfume, y nos embriagamos de esa fragancia, los dos, unidos
y unidos de vuelta despertamos en ese lugar que vos querías visitar, mientras me secabas las lágrimas calientes de la rabia y me decías que todo iba a estar bien. Acababan las gotas y fallaste en la última
la cuál se convirtió en una gota china. Una tortura, un veneno que se fue deslizando por mi cara hasta llegar al final.
Y en el final, en el final de ese callejón sin salida lleno de basura, entre la cual estábamos los dos, te pregunté:

¿vos me querés matar?
no, no te quiero matar.

Estoy hasta el culo de falopa. me voy a desmayar.
pero antes de eso, me agarró del cuello. me apretó, me dejó sin oxígeno.

"Sos una nena mal", me dijo.

Nena mal.
odio ese nombre, "nena mal"
me miro en el espejo para ver una imagen, pero encuentro un sonido. Un eco, una resonancia.
"nena mal",
lo rompo a la furia, mis nudillos están sangrando, pero no me importa, te dije que odio mis nudillos. Le pego un golpe más y todos los cristales rotos en el suelo reflejan mi cara llena de sudor.
Es una mala pesadilla,
de la que no me despierto.
y seguí sudando en frío,
esperándote a las 5 de la madrugada
a ver si abrías las puertas de mi casa,
a ver si te interesaba la oferta de volver a abrir las puertas de mi corazón.
Y si no, con que abrieras las puertas de mi habitación me bastaba,
un polvo rápido, no hacia falta que fuera mágico. Con un toque de fogoso y un me rehúso sonando de fondo, a ver si un palo te bastaba para quedarte durmiendo conmigo.

Otra vez, se me apareció la muerte, y llevaba la guadaña. Me dijo que me estaba esperando, y yo le hice un negocio tirando unos dados porque quería ver si regresabas un rato más.
Pero a la parca nadie la engaña.
Me bajó al infierno y me dijo que no me merecía el cielo, que el cielo era demasiado chico...
Para tanta maldad,
y yo empecé a llorar
y no de haber acabado aquí,
porque...
¿que haría un diablo como yo allí?
pero recordé la vez que me bajaste al infierno y me dejaste tirada, deambulando.
Y como una nena bien, confíe en vos y en qué ibas a venir a buscarme,
como Orfeo y Eurice,
vos que sabías tanto de mitología griega.
Y me buscaste, y me llevaste otra vez al mundo
"sos mi cable a tierra, te amo"
y después te fuiste otra vez.

¿Ahora quién me iba a salvar?
Corrí sin mirar atrás,
entre gritos
y llantos, que no podía escuchar
porque en mi interior se reproducían los mismos sonidos.

Pestañeé, y ahora estaba de nuevo en mi habitación. Todo estaba manchado de sangre,
tenía una raja en el corazón, vos me lo habías sacado y te lo habías llevado sin decir "disculpá, perdón"
era tuyo igual, así que solo seguí mirando alrededor,
encontré un papel encima de la mesa, escrito con mi sangre,
"volviste a jugar con el azar, pero con la suerte no jugás más".

nena malDonde viven las historias. Descúbrelo ahora