nena mal II

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Dentro del caos, dentro del desorden, dentro del dolor, ahí se encontraba Belice, absorta en las entrañas de un bucle de sensaciones ya ahogadas porque ya cayó la gota que rebasó el vaso. Dentro de todo ese huracán, intencionalmente, Belice, en su orden idealizado. Pensaba que después de toda la mierda que había pasado ella estaba bien, y no había nadie para explicarle que estaba en lo equivocado.

¡Nena mal! gritos, gritos de muchísima gente retumbaron fuera de lo que estaba empezando a considerar hogar. Todo el mundo tenía uno y ella había decidido encontrar uno, pero sin embargo, le parecía demasiado difícil. Rentas caras;
de precio: su alma, su (los pedazos de) corazón, su vida, su tiempo, su honor...
Así que ella se dispuso a construir uno por ella misma. Pero incluso después de hacerlo...
Nena mal. De nuevo, nena mal!!!
Todo el mundo le gritaba, NENA MAL!!!
lo estaba escuchando más fuerte que nunca. Parecía mentira, parecía un sueño... más bien, una pesadilla, pero era verdad. Se miró las manos e incluso ella, en voz baja...
"nena mal"

Sacudida, zarandeada por alguien que no tenía una cara puesta
Loca! vas a perder todo algún día! te estás buscando la ruina!! maleante!
Y la nena mal, aturdida, solo pestañeó sus ojos entrecerrados y se libró de ese alguien.
Se puso en pie, inexplicablemente y comenzó a caminar. De nuevo sin rumbo.

Las vecinas, asomadas en la ventana, a las dos de la madrugada sin poder dormir por el calor y sobre todo, por el escándalo, seguían gritándole,
ruinera, remera! NENA MAL!!
Aunque quería girarse, algo se lo impedía. De nuevo, no sabía cual era su camino, no sabía cual era su trayectoria. Había estado tirada en la calle por diez minutos, inconsciente, probablemente por alguna droga de dudosa procedencia... Sin embargo, ella había estado levitando en su propia agonía.
Era la primera vez que no sentía el cuello pesado y los hombros cargados.

Era demasiado tarde como para gritarles a sus vecinas y demasiado temprano como para empezar a tomar importancia de la opinión de las demás personas.

Acaso alguien se había compadecido de Belice alguna vez?

nena malDonde viven las historias. Descúbrelo ahora