¿Pudo haber sido una jugarreta del destino? ¿Alguién que tenía envidia? ¿El amor se había terminado? ¿Jamás se amaron? ¿Solo jugaron con los sentimientos del otro?
Nadie lo sabía excepto él, pero a pesar de saber la verdad jamás dijo nada, hasta qu...
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Una sonrisa surcó sus labios al sentir como sus brazos rodeaban la pequeña cintura del omega junto a él.
Él junto a su lobo se sentían felices por estar junto a su pareja destinada, su corazón latía con fuerza dentro de su caja torácica, lentamente abrió los ojos encontrándose con el lindo omega que estaba junto a él.
Los rayos del sol golpeaban su rostro de manera sutil, hacia que su acanelada piel reluciera aún más, sus rojizos labios abultados, sus mejillas sonrojadas, su cabello alborotado dándole un aspecto angelical, sus pequeñas manitas aferrándose con fuerza a su camisa, sus largas y estilizadas piernas enredadas con las de él.
Con cuidado comenzó a acariciar la mejilla del omega, escuchando como su pequeño Taehyung comenzaba a ronronear gustoso de aquel acto. Con cuidado de no despertarlo comenzó a tomar varias fotografías para ponerlos de fondo de pantalla en su teléfono. Con cautela se pusó de pie en la cama, depositando un beso en la mejilla del omega salió con cuidado de la habitación, quería comenzar desde cero con su relación, haría todo lo posible para volver a ver los hermosos ojitos llenos de vida y ver esa delicada sonrisa cuadrada en los labios de su amado.
Al llegar a la cocina sin esperar mucho tiempo comenzó a preparar un ligero desayuno americano para su lindo omega, quería sorprenderlo recuerda que su omega siempre le preparaba el desayuno y se lo entregaba con un beso en los labios, esta vez quería hacerlo él.
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—Buenos días, corazón —la dulce voz de su omega lo hizo inconscientemente sonreír.
—Buenos días, amor —besó con dulzura la mejilla de su omega.
—Tengo una sorpresa para tí —informó sonriendo.
—¿Enserio? ¿Qué será? —preguntó sonriendo mientras lo miraba.
—Espera un momento —dijo el omega poniéndose de pie para así salir de la habitación principal para así caminar hacia la cocina donde tomó entre sus manos una bandeja con un desayuno estilo americano— Cierra los ojos, corazón.
—De acuerdo, ya están bien cerrados —respondió el alfa sonriendo acatando la orden de su omega.
—Bien, un momento —dijo el omega caminando dentro de la habitación, con cuidado se sentó sobre la cama matrimonial— Listo cariño, puedes abrir los ojitos.
El alfa acatando la orden de su lindo omega abrió los ojos encontrándose con un delicioso desayuno solo para él, preparado por su pequeño omega.
