Capítulo VII

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Al llegar a casa, sabía lo que me esperaba. El interrogatorio del siglo. Cuando abrí la puerta me extrañé de lo silencioso que estaba todo el piso. Era viernes pero creía que Cristina y Lucía ya estarían en casa. A la espera de mis amigas decidí quitarme los zapatos y por fin, llamar a Mario. Esta tarde ambos teníamos que ir a dar clase y nos veríamos pero había prometido llamarle y las promesas, se cumplen. Marqué su número y a los tres bips, respondió

-Hola- dijo de nuevo con tono seco

-Hola...- dije triste- lo siento otra vez. Y por si lo preguntas, sí, voy a estar muchos días más pidiéndote perdón si hace falta

-No si lo que me sorprende es que te hayas acordado de llamarme y que sabiendo que esta tarde nos vamos a ver me llames a un así, total...- dijo despectivo

-En serio Mario, lo siento ¿vale? Sabes como soy, hay veces que se me olvidan las cosas pero que si prometo algo, lo cumplo. Y me da igual que nos vayamos a ver esta tarde yo quería hablar contigo ahora

-Vale, lo siento, me he pasado ahora yo- se disculpó

-Bueno ¿qué tal si nos dejamos de pedir perdón y nos ponemos al día?- dije riéndome ante aquella situación de perdones mutuos que rozaba lo absurdo

-Me parece bien, ¿qué pasó al final con la oferta de Must y Warner?

Le resumí todo lo sucedido hasta la fecha y tras casi una hora de una vari conversación, tuvimos que colgar porque yo aún tenía que cambiarme de ropa y preparar los últimos detalles de las dos clases de esta tarde.

Cuando me fui a la Academia, Lucía y Cristina seguían sin estar en casa. "Pues nada serán las últimas en enterarse de todas las novedades, se siente" pensé.

Entré por la puerta con más alegría de la normal, con una sonrisa que me ocupaba toda la cara. Iba a hacia los vestuario cuando de repente noté cómo alguien me cogía de la cintura y me levantaba en volandas dándome vueltas en el aire a la vez que gritaba "¡¡Enhorabuena!! Sabía que lo ibas a conseguir". Conseguí poner de vuelta los pies en el suelo y me giré, era Mario

-Mario, ¿estás bien?¿qué dices?- le dije poniendo mi mano en su frente comprobando que no tenía fiebre

-Ana, el puesto, la entrevista. ¡Auryn!- me gritó

-Mario háblame claro por favor, me estás poniendo nerviosa y no se descifrar tus palabrejas- dije acompañando estas palabras con movimientos exagerados de manos

-Pues está aquí Lola, cosa que es rara porque es viernes ya ya sabes que los viernes no viene aquí, quiere hablar contigo y está buscando nueva profesora para tus horas, o al menos eso rumorean...-dijo dubitativo- ¡todo cuadra! ¡Seguro que Magi ha hablado con ella!- volvió la euforia a apoderarse de mi mejor amigo

-¿Que está buscando qué? ¿Para mis horas? A ver no nos precipitemos porque Magi quedó en que me iba a llamar a mí, o él personalmente o Alberto- me estaba sentando bastante mal pensar en la idea de que Lola sin hablar conmigo se hubiera puesto a buscar a alguien para de algún modo "suplantarme". Creo que lo mejor era buscarla y aclarar las cosas

-Voy a buscarla y hablar con ella, ¿sabes dónde está?- pregunté a Mario

-Oye, no te lo habrás tomado a malas ¿no? Hazme el favor de irte haciendo a la idea de que ese trabajo va a ser tuyo y piensa que Lola sabe que va a tener que prescindir de ti, por muchos que nos... que la moleste. Es normal que busque a alguien

-No me he cabreado pero antes de hacerlo prefiero aclarar las cosas con ella...

-Me tengo que ir a clase que me están esperando, luego en el descanso te veo- me dio un beso en la mejilla- y relaax anda

Persiguiendo Sueños (Carlos Auryn)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora