Capítulo II

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Quedaba una hora para empezar las clases. Una hora por delante para poder volver a la realidad, para intentar olvidarme de lo que acababa de pasar... aunque, me parecía una misión imposible.

"Venga ya! Carlos Marco en el metro? En el metro? Y va y se tiene que chocar conmigo? En serio? No hay cientos de personas en el metro para que tenga que chocar conmigo? Y encima tirarme los bocetos... Esto es de risa" pensé.

Entré en la Academia. Entrar en aquel lugar era algo único, tanta gente siendo feliz junta, todos a la vez... era algo que sólo conseguía hacer el baile. Aún no se muy bien cómo conseguí ese trabajo, fue toda una suerte, una casualidad de la vida. Vi un anuncio en Internet, en la página de la propia escuela, pensé que era una locura intentarlo pero lo intenté y parece que salió bien.  Supongo que mis años de experiencia encima del escenario y la pasión por la danza me ayudaron a llevarme el puesto.

Acabé de cambiarme de ropa, aún me quedaban 3 cuartos de hora para empezar y no había nadie en la Academia a parte de Laura y Mario que estaban dando clase. Laura era una de las profes más mayores de la Academia, llevaba aquí casi 4 años, era simpática pero muy seria. Mario sin embargo, sólo tenía un año más que yo, desde que entre aquí a trabajar nos habíamos llevado muy bien, muchas veces incluso preparabamos alguna coreos juntos y la sabíamos a YouTube por pura diversión.

Como no conseguía sacarme de la cabeza al rubio de ojos verdes supe que lo mejor que podía hacer era llamar a Cristina, una de mis compañera de piso y amiga desde hacía mucho tiempo, y cuando digo mucho tiempo quiero decir aproximadamente desde que mis padres me llevaron por primera vez a mi casa. Era mi vecina y tenía dos años más que yo y desde que nos juntaron, nos convertimos en algo así como las hermanas que pasan incluso la varicela juntas. Ahora la vida nos había llevado a Madrid, mientras yo casi empezaba mi andadura universitaria ella hacia el master en investigación en dirección de empresas, marketing y contabilidad.

Tres tonos y ahí estaba

-Hola

-NO TE IMAGINAS LO QUE ME HA PASADO!!!- grité

-Mmm... espera, déjame pensar... -silencio- mis poderes de bruja hoy están fuera de servicio así que, no

-Eeehh! Que esto es serio!- no pude aguantar más de dos segundos la risa y estalle en carcajadas.

-Oh sí, veo que se trata de algo muy serio...

-Es que no me vas a creer porque no me lo creo ni yo aún...

-Bueno igual es hora de que me lo cuentes, no? Pesada! Que quiero saberlo!

-Vale, venga te lo digo de golpe y ya si eso luego me preguntas

-Me da igual cómo, pero dímelo ya!!! Que me estás poniendo nerviosa- parecíamos las dos crías pequeñas que jugaban juntas a las bratzs hace años...

-Estaba en el metro, vino Carlos, me pegó un golpe y se me cayeron los bocetos del proyecto- dije sin dejar espacio entre una palabra y otra

-Los bocetos!! Tía y ahora qué vas a hacer??- dijo preocupada

-Cristina, me has oído bien?

-Sí! Estabas en el metro y se te ha caído el proyecto al suelo!

Oh Dios mío... creí que me iba a pegar un tiro, o eso o iba a casa y la pegaba

-No me he caído, me han tirado que es diferente- hice mucho hincapié en el "me han tirado"

-Sí, seguro, si te ha caído no me pongas excusas, eres una torpe y te has cargado tu proyecto...

-CRISTINA!!! Que me ha tirado al suelo Carlos Marco! CARLOS PÉREZ MARCO!!- creo que un poco más y me oyen en la calle

Solo se oía silencio. Más tarde Cristina estalló en carcajadas

-Ay! Que lloro!- más carcajadas- tía te has levantado hoy graciosa o es que aún sigues soñando?- más carjadas- bueno claro que no te he contado que yo estoy aquí en el sofá con David, sabes?

Ambas éramos Auryners de toda la vida, desde que iban de teatro en teatro delante de apenas 50 personas y ella, estaba loca por David.

-Cristina, no hace gracia. Te dije que no me ibas a creer pero tampoco tienes por qué reírte de mí

-Venga ya! Es que es muy gracioso!

-Ya pues a mí, no me hace gracia, créeme jope que te estoy diciendo la verdad!- dije en tono infantil

Mario entró por la puerta y me miró con cara rara al oirme hablar en ese tono, aunque no demasiada, ya estaba acostumbrado a mis tonterías. Yo sonreí tímidamente.

-Qué hora es?- susurré a Mario

-Menos cinco- contestó tras mirar el reloj

-Mierda! Cristina luego hablamos que llego tarde

-Hala, a bailar neni! Y despierta ya!

-Imbécil!- le dije con un tono dulcemente frío

-Yo también te quiero guapa

Guarde el móvil, cogí mi portátil con la música y salí a intentar desconectar al menos durante 3 horas.

Persiguiendo Sueños (Carlos Auryn)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora