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Habian pasado ya muchos meses desde que Hayami había tenido la oportunidad de conocer a Karin Uzumaki, una chica con la que tenía muchas cosas en común, pero sus personalidades eran muy diferentes aunque se complementaban.
Después de mucho entrenamiento, las dos jóvenes de casi la misma edad se encontraban hablando sobre varios temas, incluidos sobre su familia, Karin le contó su infancia y Hayami no puedo contarle nada porque no recordaba nada sobre su familia, y era un misterio que ella quería resolver.
— Karin - llamó Hayami mientras le peinaba el pelo a la pelirroja - necesito que me hagas un favor
— Lo que quieras - le contesto ella mientras tenía sus ojos rojos cerrados
— Quiero escaparme de aquí dentro de unas semanas - aquella palabras hicieron que los ojos de Karin se abrieran rápidamente y se girará de manera hacia la chica de ojos verdes - necesito tu ayuda
Karin dió un largo suspiró pero acabó aceptando, la amistad que había forjado con Hayami se había convertido en algo muy profundo.
Las dos chicas se encontraban actualmente en un pequeño entrenamiento, el cuál consistía en que Hayami tenía que mejorar su capacidad de estar más tiempo sin desmallarse o dolor de cabeza, Karin ayudaba a recuperar chakra, para seguir con el entrenamiento.
— ¡Una vez más! - exclamó Hayami antes de perder el equilibrio y desmallarse, toda la sangre que se encontraba siendo controlada por la chica dejó de estarlo cuándo perdió el conocimiento, empapando a la dos adolescentes, gracias al entrenamiento con Karin esos meses, Hayami había conseguido aguantar ya mucho más tiempo sus habilidades.
Karin levantó a Hayami y la llevó a su habitación, no sin antes cambiarle la ropa y quitarle la sangre que tenía en la cara, brazos y piernas para luego ir y darse una ducha, para quitarse ese líquido que tenia pegado al cuerpo, suspiró pesadamente al sumergirse ya en la bañera una vez que se encontraba completamente desnuda y se puso a pensar la insistencia que tenía su amiga con controlar mejor su habilidad, la cuál era muy sencilla; explotar sus habilidades la máximo por sí alguna vez tuviera que pelear contra alguien.
Las dos eran ninjas, Hayami en una pelea cuerpo a cuerpo tenía habilidades peores que un estudiante de la academia ninja de Konoha pero en su habilidad posiblemente llegara a estar cerca del rango jounin, pero Hayami quería algo más, quería ser más fuerte, no había salido nunca, sólo para ir de una "cárcel" a otra, nunca había visto el mundo exterior cómo tal y Karin lo sabía por eso entendia que Hayami quería prepararse para los desconocido.
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Hayami se encontraba a punto de salir, Karin se encontraba detrás de ella, esta al notarlo corrió abrazar a la pelirroja que tanta compañía le había hecho durante sus estancia allí.
— Nos volveremos a ver - le dijo Karin mientras se acomodaba las gafas - es un presentimiento
— Yo siento lo mismo - dijo en forma de despedida Hayami para luego irse a empezar una nueva vida fuera de allí
Una vez a fuera, Hayami lo único que hizo fue correr y correr, traspasar aquel harido desierto en el que se encontraba, aunque se maldecia a ella misma por no haber traído comida suficiente para todo el trayecto, cayendo desmayada por falta de agua, energía y comida, aunque había intentado aguantar lo máximo que posible cerró los ojos esperando su muerte, pero sintió cómo alguien la cargaba en algún momento en el cuál pudo recobrar al conciencia, un chico capucha negra y la cara pintada con marcas de un color fucsia se encontraba cargandola, a su lado una mujer rubia de ojos verdes que transportaba un abanico gigante en su espalda le habían salvado la vida.
