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ㅡ¡Hola, prometido!

Al parecer, iba bastante en serio.

Renjun realmente nunca pensó que aquel pelinegro fuese tan en serio, de hecho, ni siquiera sabe por qué respondió lo que respondió.

No se conocían de prácticamente nada, no se gustaban de nada (aunque tampoco es que se repudiaran) y apenas hablaban.

¿Qué estaba pensando Na Jaemin al proponerle una cosa como esa, y peor aún, de manera seria?

Y todavía peor aún, ¿qué estaba pensando él al aceptar tan despreocupadamente?

ㅡHola ㅡcontestó sin más, volviendo su vista a los inmensos libros que tenía que leer para su examen al día siguiente.

Na Jaemin y Huang Renjun eran prácticamente dos polos opuestos (hasta donde ambos sabían), el primero siendo un algodón de dulce, sonriendo, riendo y hablando con todo el mundo por la vida. Siendo ruidoso y molestando y haciendo amigos a dónde fuese. Además de ser estudiante de Artes Escénicas de la universidad.

Mientras que Renjun, bueno, la gran carga académica que llevaba apenas lo dejaba salir o convivir con otra cosa que no fuesen las eminencias de las Ciencias Jurídicas a quienes debía estudiar cada semana. Teniendo un par de amigos igual o incluso más ocupados que él.

El único punto de unión entre aquel par ㅡaparte de ahora su, aún inentendible, próximo matrimonioㅡ era un rubio estudiante de Comunicaciones llamado Lee Jeno.

Pero de ahí en más, lo más que sabían del otro era su edad y su nombre.

ㅡ¡Que serio eres! ¿Así le hablas a tu futuro esposo?

Jaemin se quejó con dolor exagerado, simplemente creando un falso drama para divertir a su mayor quien, aunque no lo admitiera, torció su boca en una sonrisa que intentó contener con todas sus fuerzas.

ㅡ¡Sonreíste! Te atrapé~

Desde la alocada propuesta del más alto la semana anterior, realmente se habían vuelto muy unidos, pero no en el sentido de cercanos, sino que realmente parecía que a Renjun le hubiese crecido un Na Jaemin en la espalda, pegado a él como un chicle de tuttifrutti.

Una imagen adorable hasta cierto punto, pero que no dejaba de confundir al chino en demasía.

¿Por qué demonios había dicho eso? ¡Él no se quería casar! (¿O sí?)

ㅡJaemin...

ㅡ¿Sí, Jun?

ㅡ¿Realmente nos vamos a casar?

Jaemin soltó la espalda de Renjun, donde se había mantenido recostado semi abrazándolo mientras el contrario continuaba sus deberes, jugando su cabello un poco. Se sentó entonces en la silla desocupada delante del más bajo.

ㅡPues... sí. Es decir, sé que todo esto es muy raro, ni siquiera yo logro entenderlo, solo sé que quiero casarme. Además, y realmente entenderé si no compartes mi idea, pero yo siento que así es como nacen los mejores matrimonios ㅡtomó una pausa para mirar a Huang, quien mantenía una expresión confundidaㅡ. Ok, me explico. Esos matrimonios que nacen de lo irregular, de lo fuera de lo común, literalmente tienen que aprender a convivir juntos y al final se crea un lazo tan... fuerte, ¡irrompible! Entonces, eso...

Renjun asintió, tratando de procesar toda la información que había absorbido en tan poco tiempo. Ni para sus clases de Teoría del Estado se concentraba tanto.

ㅡYa..., pero, ¿por qué yo?

Jaemin rio dulce.

ㅡNo sé, simplemente te vi por el pasillo de camino a la cafetería y te pregunté. Como dijiste que sí lo tomé como una señal.

La cara de Renjun era realmente un poema indescifrable, entre seria y aturdida.

ㅡBueno, y... ¿cuándo te quieres casar? ㅡpreguntó el pelinegro extremadamente sonriente, importándole muy poco el rostro aturdido de su prometido.

 ¿cuándo te quieres casar? ㅡpreguntó el pelinegro extremadamente sonriente, importándole muy poco el rostro aturdido de su prometido

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Renjun, ¿te quieres casar conmigo? [JR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora