Capitulo 5: Josh Rider

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Estaba paseando, siento que alguien se me acerca corriendo, es Josh.

—Abby—

—¿Que ha pasado?— pregunto.

—Ese tio a querido ridiculizarte, le he dado su merecido— responde el moreno.

—¿Por que me defiendes? Eres un tipo serio y duro, no quieres nada formal, solo besarte y líos de una noche.—

—No se, tengo algo dentro que me dice que te proteja.- respondió.

—Pues no hace falta, gracias.— dije, y me giré.

—¿Esta es tu manera para resolver las cosas? ¿Yéndote?— me gritó.

—¿Que quieres que haga?.—

Después de esa conversación nos sentamos en un tronco de un árbol caído y empezamos a charlar, con algunas que otras bordearías por parte de Josh pero bueno.

—¿De donde vienes?— preguntó.

—De un pueblo de Bath.— respondí.

—No estamos lejos, yo soy de Bristol.— dijo.

—Bristol es precioso, adoro Inglaterra.—

—Bath me encantó cuando yo fui, trabajé en un Starbucks de allí por un tiempo.— explicó el moreno.

—¿Que edad tienes?— pregunté.

—Tengo 17.— contestó.

—¿Cual es tu signo zodiacal?— añadí.

—Escorpio, del 29 de Octubre .—comentó.

—No jodas, ¿en serio?, es mi signo favorito junto a Tauro.—

—¿Cual es el tuyo?— me preguntó.

—Soy Virgo, del 30 de Agosto.—

—Me gusta. Somos compatibles entonces.— dijo.—El día que viniste te vi, ¿tu padre es rico o algo?—

Yo me reí y respondí:
—Que va, es el novio de mi madre, mis padres se divorciaron porque mi padre trabajaba mucho y pasaba de nosotras.—

—Yo también tuve problemillas familiares, mi madre nos abandonó a mi padre, a mi hermano y a mi, ese verano fue mi primero aquí y ya todo el mundo me etiquetó como borde y solitario, no me gusta tener nada formal porque tengo un gran miedo al abandono.— dijo serio mirando hacia abajo, yo solo le agarré de la barbilla para que me mirase y lo abracé.

—Perdón por haberme creído lo que me decían de ti.— me disculpé.

—No te preocupes, es verdad que soy borde.— dice con media sonrisa.— Y me gusta.— yo solo me reí al igual que él.

Suena una campana, es la de la merienda, yo ni había comido por lo que había pasado con Philip, tenía bastante hambre.

—Deberás de estar hambrienta, ni has comido.—exclamó Josh.—Al lado de la piscina hay un puesto de helados, todo estarán en el comedor y no habrá cola, ¿vamos?— preguntó el moreno.

—Vale— respondí con una sonrisa.

Fuimos juntos a la piscina, donde estaba lo de los helados. Josh saludó al hombre que trabaja en el puesto, era un hombre negro, gordito,con barba y bajito.

—Para mi un helado de menta y chocolate, y para ella de...— dijo y me miró para que yo contestaste.

—De fresa, por favor— dije. Nos dieron nuestros helados y nos sentamos al borde de la piscina a comérnoslos.

Nos terminamos los helados.Empezó a llegar mucha gente a la piscina. Josh suspiró.
—Joder, ya viene la gente.

—Bueno, no pasa nada.— comenté.

—Vamos.— me dijo poniéndose de pie y estrechando em brazo para ayudarme a levantarme. Le di la mano y me levanté.

Me arrastro sacándome de allí, bajamos la rampa que daba a las cabañas, seguimos andando hasta dar con la valla que era el final del campamento. Josh me soltó la mano y levantó una roca en la que había debajo una llave oxidada, la cogió, y abrió la puerta de la valla. Salimos, y siguió caminando cogiéndome de nuevo la mano. Hasta llegar a unos arbustos muy altos, no se podía ver que había detrás de ellos, Josh cruzaba apartándolos con el brazo. Al pasarlos había una gran cascada que creaba un gran lago.

Josh soltó mi mano. Camino hacía delante. Se quitó la camiseta, dejando ver su musculosa espalda, con un tatuaje de un águila en el lado izquierdo de ella y otro de una serpiente en la parte de abajo de la misma. Después, se quitó los pantalones, quedándose en calzoncillos. Se giró y me sonrió.
—¿Te bañas?

Le sonreí y le dije:
—No tengo bañador.

—Yo tampoco tengo, y me voy a bañar.— contestó.—Vamos, bañémonos en ropa interior como los americanos.— añadió.

—Vale. Pero date la vuelta.— contesté.

Se dio la vuelta. Me quité el chandal que llevaba quedándome en sujetador y bragas. Para que no me viese así cogí carrerilla y me tiré de cabeza al lago. Salí hacía la superficie. Él estaba allí extrañado y riéndose en voz baja.

—Métete, ¿no?. Te veo lento Josh.— le dije con tono burlón. Él me miro un par de veces y se tiró de bomba al lago, salpicando.Salió a la superficie y se acercó hacía donde yo estaba.

—Nunca me habías dicho 'Josh'.— comentó.

—Nunca he tenido ocasión de llamarte por tu nombre.— respondí con media sonrisa.

—Me pone que me llames por mi nombre.— dijo. Este hombre es el tío más raro que he conocido en mi vida, es borde y sentimental a la vez, es bastante bipolar, y le pone que le llamen por su nombre. No solo él es raro, este campamento también, ¿desde cuando en los campamentos se bebe y se hacen fiestas? Las únicas fiestas que había en los que yo fui de pequeña eran 'discotecas' el último día, y lo que se bebía era agua, y tampoco había unos 20 minutos especiales justo para enrollarse todo el mundo. En fin. Una locura. Pero no me puedo quejar, en el fondo, es divertido.

Empezamos a nadar por el lago, tampoco es que fuese muy grande, era de un tamaño medianamente mediano. Estábamos en silencio oyendo el agua de la cascada caer. Me estaba entrando sueño y todo. Josh se puso de pie en una roca, fue de roca en roca hasta ponerse debajo de la cascada, el agua caía encima de él, él miraba hacía arriba disfrutando del agua caer. Me pareció muy sexi, aunque ya es sexi de por si, pero lo estaba el triple. Me miró, sonrío, y me dijo que fuese con él. Nadé hacía la roca donde se había subido él antes, fui de roca en roca hasta llegar a la cascada, el me extendió la mano para llevarme a su lado.

Me llevó con el, nos quedamos el uno en frente del otro. El agua caía sobre nosotros. Mi pelo se me ponía en la cara por el agua. Josh con su mano apartó un mechón y me lo colocó detrás de la oreja, y con el dedo pulgar me acarició la cara. Los otros cuatro dedos los puso en mi cuello y me acercó un poco a él. Me estaba derritiendo por dentro. Con la otra mano me agarró de la cintura y presionó un poco más hacía él. Nuestras caras estaban a centímetros de distancia. El giró un poco su cara hacía el lado izquierdo, sonrió durante unos segundos, y me besó. Fue el beso perfecto. Maravilloso. Nuestro labios estaban acariciándose, mientras nuestros alientos chocaban. Él me agarró del cuello mientras seguía besándome. Yo jugaba con su pelo. Se alejó, me sonrió, y me dio un corto beso en la frente. La diferencia de altura entre él y yo era preciosa. Todo era precioso y perfecto.

Me dio la mano, se giró mirando al frente, y suspiró.

—Creo que me gustas, Abby.— dijo mirándome de lado.

—Yo también lo creo, Josh.— contesté mirándole de lado también.

El campamento de veranoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora