21.

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Apenas soltó el teléfono, Shuichi se desvistió para ir directo a la ducha. Realmente, no necesitaba bañarse, dado que lo había hecho ayer, pero tenía la costumbre de hacerlo todos los días. Si no concretaba su rutina antes de salir a algún lado, se sentía terriblemente incómodo.

En especial, una salida con... ¿amigos? ¿Podía llamarlo así? ¿Ya había recuperado su amistad con Kokichi, a pesar de que aún guardaba cierto rencor hacia él? ¿Acaso Rantaro lo seguía viendo de esa forma, siendo que, aunque se hablaban, no era tan seguido desde que terminaron el secundario? Demasiadas preguntas. Era una salida con gente que conocía y listo, no había que darle más vueltas al asunto.

Se metió en la ducha, dejando que las tibias gotas se llevaran sus preguntas. Lo relajaba, aunque sea un poco.

Aunque no le ganaba a ver su cuerpo desnudo lleno de heridas, claro que no. A veces, llevaba su pequeña navaja consigo y se hacía cortes por el simple hecho de admirar como la sangre fluía delicadamente con el agua. Era una experiencia sumamente excitante. Pero no lo haría hoy, debía ser rápido para no hacer esperar a los chicos. Eso lo guardaría para mañana.

Ya tenía ganas de ofrecerse a sí mismo tal espectáculo. Si es que, por supuesto, todo terminaba bien con Kokichi y Rantaro y no hacía un festival sangriento en el cual él era el único protagonista como descarga apenas volviera a casa.

[...]

El chico de cabellos morados jugaba con sus dedos mientras esperaba a que Shuichi llegara. Se encontraba nervioso, no iba a negarlo. Y el de ojos verdes podía notarlo. A pesar de que entendía el nerviosismo, creía que era innecesario. Todo iba a salir bien ¿no?

El Líder dio un saltito apenas escuchó el timbre sonar. Era él, era él, era él. Amami fue a abrir la puerta.

Escuchó desde lejos como se saludaban entre ellos. Después, como se acercaban a la sala donde se encontraba, es decir, el comedor.

En cuanto Saihara se acercó lo suficiente, Oma básicamente se lanzó hacia él. Y lo abrazó.

Eso fue algo que ni el Detective ni el Aventurero se esperaban. Y, siendo sincero consigo mismo, Kokichi tampoco se lo esperaba hacía unos segundos atrás. Simplemente le surgió, tal como le surgió invitarlo en primer lugar.

No quería demostrar lo desesperado que estaba por recuperar su preciada amistad. No obstante, simplemente no podía. Después de tantos años de haber cortado a la fuerza no sólo el suyo, si no todos sus vínculos sociales que no eran Kaito, iba a aprovechar cada momento.

Tendría de vuelta el lazo que compartía con Shuichi antes de que Momota decidiera arruinar su vida. Si para eso tenía que sacrificar su orgullo y estatus de mentiroso, lo haría.

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aprovecho que antes de ayer (creo) me agarró la locura y escribí tres capítulos incluyendo el de antes. tengo uno más antes de quedarme sin capítulos de reserva, así que tal vez mañana suba el otro que me queda y después vuelva al ritmo usual de publicar cada 3 días más o menos

Blood stained lies ˹Saiouma˼Donde viven las historias. Descúbrelo ahora