Blood stained lies ˹Saiouma˼

25.

Kokichi no dijo nada. Seguiría fumando su cigarrillo hasta que Shuichi empezara a revisar cada cubículo y lo encontrara. Necesitaba de aquel tóxico cilindro, y seguiría consumiéndolo hasta el último segundo.

A pesar de que intentaba recordarse a sí mismo, calada tras calada, que su amigo no iba a hacerle daño por haber derramado el té, no iba a negar que estaba lleno de terror. Temía enfrentarlo y que su miedo se hiciera realidad. Comenzó a aspirar con más nerviosismo.

—Uh, Kokichi, soy yo, Shuichi ¿dónde estás?

Otra vez, nada. Solamente la ansiedad del chico de cabellos morados, que aumentaba cada vez más, y la leve irritación del de ojos dorados.

¿Y si le decía o hacía algo por haber reaccionado así?

¿Era normal en aquel él tan destrozado el huir así de la nada? Se sentía como si estuviera conociendo a una persona nueva.

Saihara suspiró y comenzó a buscarlo cubículo por cubículo, tal como Oma esperaba. Por esto, se había escondido en el último. Con cada paso que daba el chico, aspiraba más rápido y más profundo, esperando terminar su cigarrillo y estar algo más tranquilo. De igual manera, uno nunca era suficiente.

Iba por la mitad, y el detective se estaba acercando.

No llegaría.

Para cuando se dio cuenta, ya habían abierto la puerta de su escondite. Y él seguía con el objeto en cuestión entre los dedos.

"Mierda", pensó.

—Kokichi... ¿qué pasó? —preguntó el contrario, con una clara expresión de preocupación. Sí, había notado el cigarro, o más bien, el olor que este desprendía, pero realmente no importaba en estos momentos. Lo que importaba era su amigo.

¿Amigo?

Tampoco importaba eso ahora mismo.

El de ojos púrpura apagó el cilindrín en su brazo, cosa que no se le pasó por alto al de cabellera azul. Le preocupaba en demasía aquella acción autodestructiva, la cual no era producida por el placer como en su caso. Aun así, lo que le interesaba en ese instante era calmar al chico, y que este explicase el por qué el incidente del té había sido suficiente para quebrarlo y que se fuera tan repentinamente. No obstante, ya se daba una idea. Si su teoría era correcta, esto había sido el último desencadenante que necesitaba para que viejos traumas lo azotaran nuevamente, y su huida había sido la respuesta a aquello. Entendía algo de psicología, o eso quería creer.

—... lo siento mucho por haber hecho una escena y avergonzarlos —dijo, con la cabeza gacha—. De verdad, pensé que, si no hablaba, no causaría problemas, pero veo que siempre la tengo que arruinar de alguna forma u otra.

—No tienes que disculparte por nada, nadie se veía esto venir —en parte, estaba mintiendo. Si bien sabía que Oma no estaba bien desde el principio, y sospechaba que en cualquier momento explotaría, no sabía el por qué lo haría y cuál sería su reacción. Ahora tenía la respuesta—. Lo que importa ahora es que te tranquilices. Respira profundo y, si lo deseas, puedes hablarme.

Kokichi simplemente recurrió a abrazarlo otra vez, buscando desesperadamente confort físico. Lo único que necesitaba era alguien que le brindara seguridad y cariño por una vez en años. Lágrimas comenzaron a caer de sus ojos, mojando la camisa de Shuichi en el proceso. No obstante, a este no le importaba. Lo envolvió entre sus brazos, quedando así en un inocuo silencio y una situación que podría ayudar a sanar cualquier corazón, así sea un pedazo muy pequeño.

Y así, tan repentino como fue la huida del de menor estatura, el detective tenía un solo deseo que comenzaba a echar raíces en lo más profundo de su alma: El proteger a su amigo de cualquier cosa, a cualquier costo.

Sí, podría decirse que eran amigos nuevamente. Fue más rápido de lo que se esperaba.

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a pesar de estar ocupade, pude traerles el cap a tiempo ;; espero seguir así. al menos ya terminé el juego so

por cierto, no puedo creer que esto haya llegado a 7000 lecturas??????????? o sea,,, wow ;w; muchísimas gracias aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa <3 y gracias especiales a todos los que se toman su tiempo de votar y comentar, realmente lo aprecio un montón kdjnfjdksnfkjdsnfjkndsjf