37.

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Pasó la noche. Kokichi se despertó medianamente tarde ese día, quizás por el efecto de los somníferos que tomó. Tal vez eran demasiado fuertes para su pequeño cuerpecito. Había terminado cansado, también, por lo que ni siquiera se había molestado en limpiar la sangre que Kaito había derramado por su mordida, así que todo seguía allí, presente, haciéndole recordar lo que había sucedido y cómo se había sentido al respecto.

Intentó engañarse a sí mismo y fingir disgusto, horrorizarse por lo que había hecho, pero no funcionó. La realidad era que el sabor de la sangre le seguía agradando, incluso si pertenecía a su verdugo (quizás, eso la convertía en algo mucho más satisfactorio, por haber logrado infligirle daño). A pesar de todo, sus memorias se encontraban flotando en una nebulosa mental, por lo que no se podía fiar demasiado de ellas. Lo cual, lo hacía llegar a una conclusión: debía beber de otro como si se tratase de un vampiro o una sanguijuela.

Sólo quería comprobar que, realmente, no le gustaba ¿verdad?

No pudo evitar remitirse a cuando Shuichi le enseñó sus heridas. Se veían profundas, probablemente sangraron mucho cuando se las autoinfligió. Un pensamiento que, aunque se veía venir, le producía escalofríos y curiosidad al mismo tiempo: ¿cuál sería el sabor de su sangre? ¿Se sentiría igual de placentero beber de él?

Sacudió la cabeza, como si con eso pudiera lograr que sus deseos y cuestionamientos se fueran. Supuso que lo mejor sería levantarse y desayunar (o más bien, almorzar), después se encargaría de organizar sus pensamientos... y de limpiar el suelo de algunas partes de su casa y cambiar las sábanas de su cama. Cualquiera que viera la escena sin el contexto pensaría que le había llegado el periodo, sin tener una toallita o tampón a mano.

[...]

En lo que Kokichi limpió e hizo otra variedad de cosas mundanas, ya el anochecer había caído. Si alguien lo juzgara sin saber lo que le estaba pasando por dentro, creería que el hecho de que su abusivo ex novio irrumpió en su casa con intenciones inciertas no le importaba. No le era indiferente, pero por algún motivo simplemente no... le producía demasiado en estos momentos. Ni siquiera la "amenaza" de que iba a regresarle el daño provocado. Lo que realmente le carcomía la cabeza era un posible deseo vampírico que apenas estaba despertando, dando sus primeros pasos. Era algo bastante extraño, si debía ser sincero consigo mismo.

Nuevamente, su pensamiento fluyó hacia Shuichi. Él consintió con anterioridad a que le produzcan dolor y le hagan daño, así que quizás... si morder a Kaito se había sentido así de satisfactorio, no quería imaginarse la delicia que sería la sangre de alguien a quién le tenía tanto aprecio, y que no lo juzgaría por querer probarla.

O tal vez le haría darse cuenta que todo esto era una locura y lograría que se detuviera. Que era lo que esperaba que sucediera. Probaría la sangre de Saihara, haciéndolo caer en la realidad y todo esto se detendría. Sí, eso sucedería.

¿Sería muy extraño pedirle el beber directamente de sus labios? Esa no es una zona mortal, y suele brotar bastante con una mínima herida. Pero no tenía la certeza de que el de mechones azulados estaría de acuerdo con algo tan íntimo como es un... ¿beso? ¿Podría considerárselo uno? Pero quizás, si el ambiente era el correcto...

Ya tenía una idea, estúpida y arriesgada, pero era una idea. Tomó su teléfono, y enseguida fue hacia el chat con Rantaro.

"Sé que esto es muy raro y repentino, pero no le daré más vueltas al asunto, quisiera pedirle una cita a Shuichi. ¿Tienes idea de cómo debería hacerlo? Gracias (>人<;)"

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Y con este cap, esta se vuelve la historia más larga que he escrito. ¿Yuju?

PD: Aprendí a poner los kaomojis sin tener que buscarlos, copiarlos y pegarlos así que ヾ(^▽^*)))

(Ahr por qué ponía notas de autor que a nadie le importa AKJDNASKLDNLSAJDAS)

Blood stained lies ˹Saiouma˼Donde viven las historias. Descúbrelo ahora