14.

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—Ya, tranquilízate ¿sí? No era mi intención hacerte llorar —dijo Shuichi, cambiando su tono a uno suave, sin hostilidad. Era increíble cómo podía cambiar en tan sólo unos segundos. Aunque, aun así, seguía sin sentirse mal al respecto. Pero, si lo que sea que Kokichi quería decir era lo suficiente como para hacerlo quebrar en llanto, quizás debería oírlo. Quizás valía suficientemente la pena—. Lo siento. ¿Qué querías decirme?

Era una dulzura falsa, una burla a la honestidad. Kokichi lo sabía. No obstante, prefería creerle, o al menos fingir que lo hacía. Lo que sea con tal de recuperar su amistad.

—Gracias... lo siento por hacer una escena...

—No te preocupes —si tan sólo se estuvieran viéndose frente a frente, le dedicaría una sonrisa. Simplemente, por engatusarlo.

Hubo un silencio momentáneo. Se escuchó un suspiro por el lado de Oma, hasta que este habló.

—Escucha... sé que te debo explicaciones, lo sé muy bien. Y espero que lo que quiero decirte sirva de algo. Sólo quiero que volvamos a ser amigos, te extraño mucho...

—Está bien, adelante.

Otro silencio.

—Verás, Kaito... Kaito... Kaito. Ni siquiera sé cómo empezar. Kaito... es un hijo de puta.

"¿Qué demonios tiene que ver Kaito con esto?" pensó Saihara.

—¿Por qué?

—Él, verás... estuve en una relación muy tóxica con él. Entre otras cosas, no me permitía estar con nadie que no fuera él. Pero él si podía tener sus amigos, oh, claro que sí. Además, el muy maldito me engañaba con cada persona que se le cruzaba ¿por qué crees que la mayoría de los descansos estaba solo? No sólo eso, sino que también me---

"¿Qué?"

—Espera, espera, espera. ¿Estamos hablando del mismo Kaito? ¿Kaito Momota?

—El mismo.

Oh. 

Blood stained lies ˹Saiouma˼Donde viven las historias. Descúbrelo ahora