LIKE A BULLET THROUGH MY MIND (PicoxT/n) [FnF]

Capítulo 2 - Incidente

Era una noche fría, y realmente tranquila, pero no podía ni siquiera dormir por más vueltas que daba en mi la cama mientras escuchaba el pasar de los autos y veía su luz reflejarse en mi techo. La noche anterior había sido algo que perturbó mi día entero, no podía pensar en otra cosa, en lo que ocurrió por ser tan inimaginable en tantos sentidos.

—No creo haberlo soñado. — Dije para mi —No hay forma de que eso haya sido un sueño... Incluso si fue raro...

Giré de nuevo en mi cama cerrando los ojos, pero no tardé mucho en volverlos abrir por la frustración de no poder caer en ese placer de dormir en sábanas tibias en aire fresco.

—...No tiene sentido.

Me cansé y no tardé en quitarme las sábanas de encima, eran las 12 de la noche, pero realmente la hora no es gran cosa.

—...Tal vez deba dar una vuelta...

Decidí levantarme para buscar una ropa cómoda a la par que abrigada: una sudadera, un gorro de punto perfecto para la temperatura, una falda con medias y botas. Nada complejo, nada muy especial. Me seguía preguntando ''¿Por qué alguien tendría un arma en la calle? esta zona de la ciudad no es peligrosa. No tiene sentido.''

Considerando que ya estaba lista tomé mis llaves para salir de mi apartamento a tomar aire libre... Todo lo libre que puede ser eso en una ciudad, realmente la contaminación habitaba en todas partes sin excepción.

Había un bar abierto, de aquellos bares que tienen letreros grandes con luces cálidas como si de un clásico se tratase, pero no tenía ganas de beber nada alcoholizado; sin embargo el lugar se veía lindo, así que tal vez entre algún día. En el camino me encontré una farmacia que está abierta las 24 horas y a su lado una gasolinera, pero nada en sus interiores me llegaba a atraer, así que lo mejor era tomar algo de la máquina expendedora colorida que estaba afuera de la gasolinera, total, mi abastecimiento de chucherías no estaba completo.

—Mucha azúcar a estas horas no es bueno...—Dije para mi.

Unas papas en bolsa me bastarán, así que metí el billete y el código del producto que deseaba sin siquiera ver puesto a que ya casi me lo sabía de memoria. Nunca lo cambiaban. Tomé mi producto y no tardé en abrirlo para empezar a comer de él mientras cruzaba la calle.

"Por acá fue lo que pasó ayer. No debería acercarme..."

Cambié de dirección, rodeando por una cuadra aquella zona de los sucesos de la noche anterior, pasando por encima de los rieles del metro. Siempre me vi muy tentada de jugar sobre estos, solía hacerlo en vías de trenes abandonados o cerrados pero este no era el caso, y era muy consciente de que era peligroso. Además... Iban directo a aquella zona, y no quería ir a la dirección contraria tampoco para no alejarme tanto de casa, así que opté a caminar hasta estar atrás de la construcción, la cual me separaba del lugar de los eventos. Nunca terminaron ese edificio, y tampoco parecen querer terminarlo por lo lento que lo construían; no lo hacían todos los días, como si de trabajadores mal pagados se tratasen.

—Ni siquiera parece un edificio alto...

Mientras caminaba podía escuchar un ruido, pero no sabía de qué dirección venía. Solo sabía que no fue ni el metro, ni los autos; giraba y volteaba mi cabeza para ver a mi al rededor... pero no había nadie. Cuando volví a ver frente al frente, lo vi a él. Pico estaba frente a mi, con su arma apuntándome mientras sonreía con el ceño fruncido. Fue inevitable pegar un salto del susto, cayendo hacia atrás, tirando mi gorro y el resto de mis no-tan-costosas papas.

—¡¿Qué haces aquí?! - Dijo en un alto tono de voz, pero sin cambiar su expresión facial.

—Y-yo— No me dejó siquiera responder, con sus gritos me interrumpió.

—¡PREGUNTÉ QUE QUÉ HACES AQUÍ!

-¡VIVO CERCA DE ACÁ!

"No fue muy inteligente decirle a un posible maníaco armado dónde vives ¿sabes?"

El pelinaranjo acercó más el arma hacia mi, y mi único pensamiento fue...

"Cagué."

—S-si quieres te invito a tomar algo...— Dije tartamudeando en total nerviosismo para intentar suavizar la situación. "En serio ¿por qué carajo tiene un arma?"

—¿Por qué me persigues? -Ignoró por completo mi propuesta.- No tienes nada que hacer aquí ¿qué coño quieres?

—¡D-dije que vivo por acá! ¡Sólo quería tomar aire, no tengo motivo para perseguirte!

—¡¿Para quien trabajas?!

Pico acercó el arma a mi frente, dejando la boca de metal frío tener contacto con mi piel caliente.

"Mierda."

—¡N-no trabajo más que vendiendo cosas! ¡Aún estudio!

El chico me agarró desde el cuello de la sudadera y me alzó ligeramente. Era curioso, porque realmente no era muy alto, así que la diferencia no fue mucha. Aún así, el sentir sus gritos a mi rostro no era nada agradable.

—¡MIENTES!

Lágrimas empezaron a salir de mis ojos sin poder parar mientras empezaba a negar con la cabeza de forma desesperada. No quería que me hiciera daño en lo absoluto, estaba dispuesta a ayudarle si era necesario para que me dejase en paz, pero mis pataleos no ayudaban a la situación.

 —¡SUÉLTAME, SUÉLTAME, SUÉLTAME!

(...)

Silencio por momentos.

(...)

Luego de unos segundos, el tipo simplemente soltó mis ropas dejándome caer de rodillas, pánico que me dominaba provocaba que mis piernas se debilitasen y por tanto temblasen.

—Qué perdida de tiempo.

"No puedo llamar a la policía ¿cierto? ¡Podría hacerme algo...! ¡Lo presiento!"

—Necesito dinero. — Dijo Pico, como si nada. 

Aunque no se veía como alguien a quién le faltase dinero, sin dudarlo dos veces le di todo lo que tenía encima: poco más para comprar tres cervezas, pues nunca salía con tanto.

Lo tomó, y se dirigió a dónde estaba la máquina expendedora.

Mi mente en momentos de pánico o tensión suele distraerse, es algo común de las personas, pero era casi ridículo que lo hiciera incluso con las cosas más tontas, y esta noche no fue la excepción.

—...¡Mis papas!...

Recogí lo poco que quedaba en la bolsa y me las fui comiendo mientras me devolvía a casa lo más rápido posible. Por suerte, era una línea casi recta a partir de este punto. Me sentía mareada, confundida, desorientada.

Al llegar a casa, no me dio ni tiempo para llegar a mi habitación; solo caí sobre mi sofá, y me adentraste a un sueño muy pesado.