Presente de Amor

Capítulo 3: Barco de papel

—Si quieres puedo llevarte... —Comentó el Litten tras un momento de silencio que tomó para lanzar una gran moneda al aire y observar su resultado—. Siempre paso por allá alrededor de esta hora. ¡Vamos, yo te llevo!

—Pensé que te dirigías a la mansión esa.

—Nah, eso puede esperar un poco. No es como si la casa se fuera a mover de ahí. Andando.

Sin muchas ganas de seguirle, pero conociendo que era su mejor alternativa, Zorua se puso en marcha imitando el paso apresurado de Litten entre las vivarachas calles y callejones, mezclándose entre los Pokémon que iban y venían del bazar con toda clase de objetos en mano y en sus espaldas.

—No eres de por aquí ¿cierto? —Indagó el Pokémon tipo fuego antes de comenzar a explicar su teoría—. Soy un gato criado en las calles, y me conozco todas las caras del lugar. La tuya es una que nunca había visto, además la forma en que te mueves girando la cabeza hacia todos lados con esa expresión de tonto te delata.

—Así es —Afirmó Hari—, vengo de fuera, y estoy de paso en busca de mi mejor amiga Yoko. Es una Fennekin-

—¿Yoko la Fennekin? —Se detuvo en seco a esperar a Zorua—. Pensé que querías ir al bar a hablar con ese tal Fulmo... Bueno, ya casi estamos ahí. ¿Por qué no nos sentamos allá y me lo cuentas todo mientras comemos algo? Ya hace algo de hambre.

Recordando que no había comido nada en todo el día después de todo lo que había corrido la noche anterior, Hari aceptó la invitación con gusto, caminando con entusiasmo al lado del Litten cuyo nombre aún no conocía.

—¿Y no piensas decírmelo? —Preguntó Hari ya sentados en una de las mesas del centro del bar mientras esperaban a ser atendidos.

Este lugar más que un centro exclusivo de bebidas parecía o intentaba ser un restaurante, lleno sobre todo con Pokémon listos para salir en misiones de exploración y rescate. Seguramente provenientes del gremio de la ciudad, el cual tenía carteles repartidos por toda la pared destinada para anuncios. En ellos se miraba el rostro de un Arcanine rodeado en fuego invitando a unirte. Un cartel casi tan llamativo como el que invitaba a todos al espectáculo ambulante de dos Vulpix en un pequeño confín de la ciudad.

—¿El qué? —Cuestionó Litten confundido, girando la cabeza de lado a lado para ver en todas direcciones un poco nervioso.

—¿Cómo que qué? ¡Tu nombre!

—Ah... —Expresó sin mucha emoción, lanzando su gran moneda al aire una vez más, esperando por su resultado para saber qué responder—. Eso no es importante. Mi nombre es solo mi nombre y ya, no hay nada interesante en ello.

Frustrado por esa respuesta Hari se quedó sin algo qué replicar. Después de todo esa misma mañana ya había ninguneado el nombre de Agnes por esa misma razón, no tenía cara para reprochar sin quedar como un hipócrita ante su propia consciencia. Por suerte no tuvo que esperar mucho tiempo para que la conversación volviera a surgir entre ellos cuando una Mienfoo llegó a la mesa para tomar pedido.

—Buenas tardes Nahuel —Saludó la Mienfoo tomando asiento sobre la mesa, cruzando las piernas una sobre la otra por completo al mismo tiempo que abría su pequeña libreta para tomar pedido—. Veo que hoy has venido más temprano que de costumbre. —Se giró a ver a su acompañante—. ¿Algo especial que desees comer hoy? —Terminó por preguntar, con una pequeña sonrisa, guiñando el ojo al Zorua tras barrerlo de pies a cabeza con la mirada.

—Hola Gael, sólo trae dos de todo lo de siempre. —Contestó el felino cerrando los ojos entre molesto y avergonzado.

—Uy~ Hoy nos sentimos generosos ¿no? —Comentó entre risas, cerrando la libreta sin anotar nada en ella—. A saber con qué clase de Pokémon te has metido esta vez.