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La vida de Draco volvió a su curso, con la diferencia que ahora disfrutaba mucho más de la comida picante, fuera de ello no podía quejarse mucho, él había escogido esa vida monótona, aburrida y aunque su punto de cansancio rayaba en locura simplemente debía dejarse arrastrar por la corriente, cumplió con sus horarios, cenas aburridas, eventos sociales a los cuales estaba obligado a asistir, reírse de los chistes de sus "amigos", de comer, beber y dormir como era de esperarse de un humano normal, un simple individuo como muchos. 

Una mañana mientras comía el mismo cereal de caja de siempre sintió un dolor punzante en su espalda baja, él no recordaba haberse golpeado o esfuerzo alguno que le ocasionara dicho dolor, sin embargo éste desapareció a los segundos, aliviado continuó con su rutina hasta que un dolor quemante y agudo lo obligó a tomarse el abdomen bajo, entonces sintió un toque vívido, el cual para su horror vino desde su interior, casi como una mano rozara la suya; con los ojos desorbitados y desenfocados se hundió en la desesperación. 

¿Cómo demonios explica esto la ciencia? 

El dolor ahora se instaló en él tan levemente que ahora solo era un calor refrescante, un calor constante bajo su mano, como si el ser de dentro se hubiera apaciguado y ahora solo le informaba que estaba allí, presente como su horror, el rubio rio con algo de demencia, su mente no podía explicar lo que sucedía lógicamente 

- ¿Pasa algo rubio? - preguntó Blaise haciéndolo saltar del susto 

- Toca mi abdomen - fue lo que pudo soltar 

- Primero invítame a cenar - bromeó el Italiano, más sin embargo Draco no sonrió siquiera, por ello con cuidado metió su mano entre las ropas del ojiplata, para su sorpresa Draco estaba caliente pero no enfermizamente, sino como si un pequeño radiador exhalara su último aliento - solo es calor - respondió, pero entonces algo se movió, no como gases, sino como algo vivo, ambos perdieron color - ¿q-qué mierda es eso? - pudo susurrar como temiendo que lo que estaba dentro del blondo pudiera escucharlos 

- No lo sé - susurró en respuesta el ojiplata 

- ¿Comiste algo pesado o fresco? 

- Sí, pero nada tan fresco como para que viva dentro de mi 

- No parece venir de tu estómago, está mas cerca de la piel de tu abdomen - ésta vez ya sin pudor abrió la camisa lo suficiente para tocar todo lo que estuviese implicado, nada parecía fuera de lugar, excepto por la hinchazón ligera de la zona, la cual era tan ligera que parecía que solo se debía a la ingesta de alimentos - no estoy seguro de decirte esto... pero parece que algo vive ahí, ¿comiste comida hindú?, ¿estuviste en un lago o manantial no descubierto por el hombre?. ¿acaso te metiste en una cueva olvidada por el tiempo?

- Claro y ayudé a Indiana Jones cargando su látigo, mientras los musulmanes nos perseguían en medio del desierto 

- De algo podemos estar seguros... algo vive ahí dentro y dudo que sea amigable 

Nine lives, bitch HARCODonde viven las historias. Descúbrelo ahora