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Aunque estaba plenamente conciente de que Blaise y el tal Ron tenían razón al aconsejarle en sacarse "eso" de adentro, para él no era tan fácil, por un momento pensó en todos los insultos que él profería a los personajes idiotas de las películas de terror, sin embargo, al tocar su vientre y sentir ese "radiador" le hacía reconsiderar el tomar una desicion sensata

- Aquí tienes tu paleta de chocolate, no olvides masticar tu pastilla - el italiano le había reprochado muchas veces su desicion de conservar a "eso"

Mientras masticaba su pastilla para expulsar gases pensó en cómo aquello que tenía dentro le hacía una grata compañía, abrazar su casi inexistente vientre le daba consuelo y confort, le inquietaba el hecho de que un demonio de alguna gama lo dejara impregnado, sin embargo eso no tenía nada que ver con que decidiera sacrificarse, porque aunque no se lo hubiera dicho a Blaise, él estaba dispuesto a morir por ese ser, por darle la oportunidad de ser cuán fuerte podía

El estudiar demonología en sus ratos libres había sido ya costumbre, el ver películas de guerra, libros bélicos, música estridente e interesarse en manuales militares, todo ello para "un correcto desarrollo" del pequeño había sido su secreto... si moriría por alumbrar a un demonio, al menos le daría la oportunidad de un buen rango, si es que realmente el infierno se dividiera por rangos

Su auto deportivo estaba repleto libros, muchos de ellos con las portadas censurada con tiernos stikers de ositos para que los curiosos no se asustaran con los inquietantes títulos, cielos, hasta una biblia negra había adquirido, claro aquello no le atraía en lo más mínimo, pero seguramente al pequeño sí

Su vida había cambiado radicalmente, sus días se componían en tratar de inculcarle al pequeño honor, fuerza y valentía, enseñarle lo poco que se podía conocer del mundo al que pertenecía mediante los casi nulos conocimientos humanos sobre lo que en verdad era el infierno

Una tarde como de costumbre caminaba tranquilamente mientras leía algunos rituales paganos cuando una bella mujer le tomó del brazo

- Sabemos quién eres y lo que tienes dentro, estamos aquí para ayudarte - de pronto lo que era su habitual caminata al centro comercial se había convertido en secuestro - no tienes que temer, esperamos ésto durante mucho tiempo

La mujer traía colgado un crucifijo en el cuello y eso solo podía significar una cosa... peligro para el pequeño.

Nine lives, bitch HARCODonde viven las historias. Descúbrelo ahora