Horacio se fue a la cama con aquel curioso nombre rondando por su mente, y con la secreta esperanza de volver a verle pronto, pues ya no tenía más excusas para ir a verle.
Distinto era el panorama para aquel pálido hombre quien sí tenía una clara razón para visitarle, cosa que no dudó en hacer a la mañana siguiente.
Era temprano por la madrugada, no había un alma por las calles de aquel rústico pueblito aún. A esa hora se levantaba Horacio aún adormilado a preparar las masas para cada pan que en su panadería se vendían. Requería bastante tiempo y todo lo hacía a mano, por ende, antes del amanecer el de cresta ya estaba en ello. Estaba concentrado en sus labores hasta que un suave toque en su puerta le distrajo, haciéndole salir de su cocina.
Abrió la puerta, encontrándose de frente con el peligris. Fue recién ahí cuando Horacio retomó la conciencia de que seguía en pijama y probablemente lleno de harina y despeinado.
El sujeto desde la entrada le miró detenidamente, soltando una dulce risita, totalmente complacido de verle de esa manera tan natural.
—Y-yo... yo no pensé que tendría visitas...lamento estar...pues...así— murmuró avergonzado el moreno, frotando su cuello con la palma de su mano.
—¡No, no te disculpes! — se apresuró a decir Viktor —Te ves...bonito— terminó en un susurró, notando cómo ambos rostros se tornaban colorados en un momento, evitando el contacto visual y con sus corazones latiendo desbocados.
—Qu-quiero decir...— intentó arreglar su comentario en torpes balbuceos —lo siento, y-yo...— sin embargo, fue interrumpido esta vez por la risa de Horacio —No pasa nada, dime, ¿qué te trae por aquí? — sus mejillas seguían sonrojadas.
—Pues, vine por dos cosas. Una es que quería saber si habías guardado tú mi lámpara— espetó con una mirada algo preocupada, recibiendo el asentimiento del moreno. Aquello le hizo suspirar aliviado y agradecido, prosiguiendo.
—Lo segundo es que...ehm...te traje esto— murmuró con timidez, dejando a la vista un pequeño ramo de flores naturales —Las vi de camino acá y...pensé que t-tal vez te gustarían— aclaró su garganta —digo, como para decorar la panadería—
—Gracias...— susurró con suavidad Horacio, se sentía contento pues disfrutaba sinceramente de cada pequeña atención y detalle que aquel hombre le entregaba. —Pero, ¿Cómo conseguiste flores en el camino, si la nieve no permite que nada crezca? —
—A-ah... ehm, que sí, h-hay flores a veces— dijo el peligris mientras observaba al menor colocarlas a la vista en el mesón de la tienda.
—oh... desearía tener esa suerte de verlas, sería hermoso de verdad— sus ojos brillaron cargados de ilusión.
Antes de poder decir nada, el de cresta ya estaba frente suyo con la lámpara en sus manos, en su rostro se veía una sonrisa como si de un niño escondiendo alguna fechoría se tratase. Dejando a la vista su nombre grabado en aquel metal.
—¿Puedo llamarte Viktor? — preguntó Horacio soltando una risita. ¿Cómo podría negarse ante tal dulce sonido, sumado al fulgor de su mirada? ...Suspirando, sucumbió ante el moreno aceptando aquello, y pensó "los amigos deben conocer sus nombres, ¿No?"
ESTÁS LEYENDO
❆ Volkacio AU ~ 𝐅𝐥𝐨𝐫𝐞𝐬 𝐞𝐧 𝐥𝐚 𝐍𝐢𝐞𝐯𝐞 ❆
Fanfiction「𝘊𝘶𝘳𝘪𝘰𝘴𝘢𝘴 𝘭𝘦𝘺𝘦𝘯𝘥𝘢𝘴 𝘪𝘯𝘷𝘦𝘳𝘯𝘢𝘭𝘦𝘴 𝘦𝘯𝘷𝘶𝘦𝘭𝘷𝘦𝘯 𝘶𝘯 𝘱𝘦𝘲𝘶𝘦ñ𝘰 𝘱𝘶𝘦𝘣𝘭𝘰 𝘦𝘯 𝘓𝘰𝘴 𝘈𝘭𝘱𝘦𝘴 𝘚𝘶𝘪𝘻𝘰𝘴」 ❆ Historia Completa. ❆ Pocos capítulos. ❆ Volkacio AU Pueden ver éste y otros escritos terminados que no...