𝐀𝐋𝐋𝐔𝐑𝐄 | Aradia estaba dispuesta a comenzar su último año en Hogwarts, junto con sus mejores amigos; pero no contaba con qué su profesora de pociones sería su total perdición...
-¿Por qué no sólo me besas?-Dijo sin apartar su mirada de la m...
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𝓐𝒓𝒂𝒅𝒊𝒂 𝓒𝒂𝒎𝒑𝒆𝒍𝒍. 𝟷
—No puede ser posible que llegaremos tarde—Dije mientras intentaba arreglar mi cabello, mientras íbamos por los pasillos corriendo
—Pues si alguien se despertará más temprano no pasaría esto—Dijo Alice negando con la cabeza
—No fue mi culpa, la alarma no sonó—Le aseguré
—Espero la tía de Albus, no sea tan amargada como todos los profesores de Pociones—Alice tomó mi mano para que corrieramos más rápido
Ya íbamos retrasadas por quince minutos, y era nuestro primer día.
No era una novedad que llegáramos tarde a todos lados, pero en esta ocasión nos habíamos pasado.
—¿Nos toca con la tía de Albus?—Dije con algo de preocupación
—Si, deja de hablar y corre más rápido—Tomó con más fuerza mi mano
Después de algunos minutos llegamos al salón de clases, toque con algo de duda la puerta, di dos goloecitos a ella.
Y en cuestión de segundos la figura de una mujer apareció frente a mí, su cabello está vez iba suelto, y en su rostro mantenia el sonrojo de sus mejillas, y sus labios llevaban un poco de color rojo, llevaba un vestido apretado en la parte del torso, y la falda iba suelta, junto con una tacones.
La mire como una tonta, como era posible que una profesora se viera así.
—Creó que a alguien se le pegaron las sábanas—La profesora nos miro seriamente
Su voz era tan suave...
Mi mirada continuaba fija en ella, no podía ni siquiera hablar, estaba actuando de menera muy extraña.
—Si profesora, lo sentimos mucho no era nuestra intención llegar tarde—Habló Alice haciéndome a un lado, al notar que yo no decía nada
—Bien, entren pero que no vuelva a suceder—Dijo la profesora, y se hizo a un lado para permitirnos la entrada
—Si muchas gracias, profesora—Alice paso frente a mí, y la seguí hasta que tomamos asiento
No había muchos lugares libres, la mayoría ya estaban ocupados, y la mayoría de los asientos que estaban libres estaban al frente del salón.
Así que tomamos esos asientos, yo quedé frente al escritorio de la profesora y Alice a mi lado.
—Necesito que me den sus nombres por favor—Dijo la profesora, mirándonos seriamente
