CAPÍTULO 5: ¡Lei Robotto!

23 2 0
                                    

Allí estaba, mirándome con esos ojos vacíos, sin vida. No lo soportaba.

Confundido, me di la vuelta y le pregunté a Nill acerca de ese chico.

—Esto... Nill, ¿quién es ese?

—¡Me alegro de que me lo preguntes! ¡Este chico será tu compañero de clase!

—¡¿Cómo?! ¡Pero si Funiki dijo que no se había apuntado nadie más al curso!...

—Y era verdad. Pero a última hora vinieron muchas personas. ¡Eres alguien muy popular, Kadan!

—No creo que sea por mí...

—¡Es igual! ¡Nombres! —Miró a el chico—. ¡Lei, este es Kadan... Kadan... Emm, ¿cuál es tu apellido?

—Cass...

—¿Cómo has dicho?

—Cass—dije a regañadientes.

—¡Eso, eso!—Se empezó a reír.

—¡Ah!—suspiré.

Ahora se dirigió hacia mí.

—¡Kadan, este es Lei Robotto!

—¡¿Y el suyo sí que se lo sabe?! ¡Pero si es un nombre muy extraño!...—pensé indignado.

—¡Bien! ¡Una vez terminado eso os quiero dar la enhorabuena por haber conseguido entrar en este magnífico curso! ¡Tenía a muchos interesados deseando entrar, pero habéis tenido la suerte de ser los seleccionados para cursar de forma gratuita! ¡Ya me podéis dar las gracias, ja, ja!

—No te inventes las cosas. Hasta hace poco estabas tú solo aquí.

—Eso... no...

—Te recuerdo que me paraste por la calle y me llevaste a rastras hasta tu edificio—continuó Lei.

—Pero... yo...—Nill no sabía qué contestar ante eso—.

—Y eso es... ¡porque asustas a todo el mundo!—dijimos los dos a la vez.

—Yo... yo confiaba en vosotros, chicos. —Realmente le dio donde más le dolía, estaba más desanimado que de costumbre—.

Me sentí un poco mal por él, así que decidí disculparme.

—L-lo siento... No debí dec...

—¡Así me gusta! —Nos hizo un gesto de afirmación—. ¡Hay que tener carácter! ¡Habéis pasado la prueba, ja, ja!

—No sé ni para qué me preocupo...

—¿Entonces tú serás nuestro profesor?

—¡Exactamente, Lei! Un servidor será el encargado de enseñaros lo básico y lo no tan básico de la informática.

—¿Pero tú sabes algo de informática? La tecnología ha cambiado mucho desde tu época.

—Suspiró—. Vamos a ver, Kadan. ¿Cuántos años crees que tengo?

—No sé, ¿50?

—¡¿Me estás vacilando?!—Empezaba a enfadarse—.

—No.

—Voy a calmarme, porque ya estoy gritando y no quiero gritar el primer día de clase... —Inspiró profundamente y soltó el aire por la boca—. Mira, tengo 29 años. Puede que no los aparente, pero es la verdad.

—Tranquilo, profe, sí los aparentas. Estás en buena forma física.

—¡Gracias, Lei! ¡Menos mal que UNO de mis alumnos no es un completo idiota!

Ri;DAYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora