CAPÍTULO 7: ¡Floreciéndose las relaciones!

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Estaba sobre mi cama, echado y a punto de cerrar los ojos. Hoy había sido un día duro, ver las miradas de desprecio de la gente no era precisamente agradable, pero ahí estaba ella. Cuando nadie más confiaba en mí, Ayalett lo hacía sin dudar. «¿Por qué hará eso?», no dejaba de rondar esa duda por mi cabeza. Es cierto que dijo que lo hacía porque éramos amigos, pero aun así no creo que sea motivo suficiente para preocuparse tanto por mí. ¡Uaah!... Supongo que no averiguaré nada pensando. Mañana será otro día...

Miré el teléfono, una nueva mañana comenzaba, y solo cuando mamá dijo que había que ir al instituto me di cuenta: llevaba un par de días sin pasar por la academia, así que hoy tendría que ir...

Realicé, como siempre, el mismo camino para llegar a esa jaula roja. Llegué al cruce, observando a una mujer, joven, que llegaba una pamela sobre la cabeza. De algún modo me recordó a ella...

Cuando me paré enfrente del edificio, vi que nada había cambiado. La mayoría de los que pasaban por ahí seguían viéndome con inferioridad. Fue ahí cuando supe que a partir de ahora todo sería mucho más difícil para mí.

Los abusos no dejaron de venir, pues un grupo de chicos me rodeó de camino al patio trasero, en pleno recreo. Eran tres o cuatro, de dudosas pintas, con los que en mi vida hubiera interactuado de no ser porque me topé con ellos de golpe. Me agredieron, me denigraron y luego se fueron al grito de «no te quiero volver a ver por aquí, asesino». Las cosas no mejoraron después del recreo, ya que incluso los profesores de negaban a dirigirme la palabra.

Por suerte, el rumor no se extendió por la academia, salvo a excepción de Lei y Nill. Ellos también querían respuestas.

-Kadan, estamos al corriente de lo de ayer. No te vamos a culpar, solo queremos que nos digas la verdad-dijo Nill de forma serena.

Es normal que sospechen de mí. Después de todo se me culpa de incitación al suicidio.

-¡¿Qué queréis que os cuente!? ¡Yo no cooperé en su muerte! ¡Intentaba salvarla!

-Pero todo concluye que tú fuiste quién más tiempo pasó con ella. Tuviste que influir de un modo u otro en su vida.

Ya estaba harto de que todos me dijeron lo mismo. ¡Sé que fue mi culpa, ¿vale?!

-¡Ya lo sé! ¡Lo sé perfectamente!-No aguanté más, me levanté de la silla y me fui dando un portazo.

Ellos dos se quedaron pasmados.

-Pero Kadan... Íbamos a decirte que te creíamos.-susurró Lei.

Viendo que me había ido, Nill se dispuso a hablar conmigo, pero el albino le detuvo.

-Profe... Deja que me encargue yo de esto.
.
Nill se sorprendió. Supongo que no se esperaba que nos lleváramos tan bien. Lei dejó la habitación y fue a buscarme. No me moví demasiado, así que me encontró enseguida.

-¿Qué haces aquí? Vamos, deberías de estar en clase...

Me giré para verlo, no parecía enfadado conmigo.

-No es por eso, es solo que...

-Kadan, nosotros confiamos en ti.

¿Cómo? ¿Confiar en mí? Pero si apenas nos conocíamos.

-¿Me crees?...-dije sin mirarlo a los ojos.

-Sí. Mira, sé que no hemos empezado con un buen pie pero... ¡no te odio, ¿vale?!

Lei se sinceró conmigo. No sabía que me veía así.

-¡No me hagas repetirlo, idiota!-Se ruborizaba por momentos.

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