Día 3.

383 36 25
                                    

El menor se encontraba replanteándose sobre el sabor que ahora tenía su boca, era un sabor bastante extraño y algo desagradable para la mayoría de personas, pero al no formar parte de esa mayoría no sabría muy bien como describirlo.

Era un sabor extraño que jamás se había imaginado ni en su vida y sumado a la humedad no ayudaba a que su lengua se sintiese mejor precisamente.

Igual trató de disfrutar el momento de la mejor manera y que su ceño no se frunciese por el extraño sabor de los labios del pobre estático con los ojos abiertos como platos.

A decir verdad en su mente imagino que seria mejor, pero desde luego no planeaba quejarse ni mucho menos, lo último que quería era enojar aún más a Kenny de lo que dentro de unos segundos de seguro estaría.

¿Cómo había pasado esto?

Pues solo hay que retroceder un par de minutos atrás.

El castaño se encontraba tranquilamente caminando en la calle pensando en cosas totalmente triviales, claro, hasta que en su campo de visión pudo visualizar a un rubio caminando por el otro lado de la calle cabizbajo y pateando una piedra.

Al instante Clyde intuyo que estaría algo deprimido o algo así, así que mejor oportunidad para acercársele y tener una buena charla no había. Era algo emocionante, sabía que esto sería algo muy distinto que hablar por mensajes de texto, ya que al menos ahí tenía la ventaja que el mayor no pudiese visualizar sus mejillas enrojecidas.

Bueno, si quería que llegar a tener algo serio con Kenny tenía que armarse de valor y dar el siguiente paso, ya que si seguía únicamente con los mensajes de texto jamás podría llegar a eso.

No le queda de otra, lo único que esperaba era no arruinarlo en ningún momento.

Suspiró y procedió a dar la mejor sonrisa que pudo para posteriormente acercarse al chico de parka a la vez que formulaba mentalmente lo que podría decir teniendo extremo cuidado con no tirar todo por el caño.

-Hey, Kenny - saludó tratando de disimular un poco la sonrisa que adornaba su rostro.

El mencionado levanto la mirada haciendo contacto visual con el menor que no podía hacer nada más que admirar aquellos bonitos ojos, algo más que suficiente para el.

-Hey - respondió el saludo alzando la mano derecha.

-¿Que haces?

-Nada, solo estaba caminando un rato - hablo el rubio desviando ligeramente la vista hacía el otro lado de la calle - ¿Y tú?

-Oh, pues estaba de camino a mi casa, te vi y pensé en pasar a saludarte.

Tal vez la forma en la que lo dijo hizo que parezca que estuviese tranquilo, aunque por dentro había estado pensado meticulosamente sobre cada palabra que acababa de decir y tratando de no cometer fallos en la pronunciación de estas.

-Ya veo - pronuncio sin romper el contacto visual con el contrario - ¿Y como haz estado?

-Pues ya ves, como siempre.

En el rostro de Kenny se formo una pequeña sonrisa a causa de lo dicho por Clyde, la malicia en su interior lo tentó a soltar un comentario no muy positivo y por poco lo hace, pero se pudo contener y la idea a los pocos segundos fue difuminada tras mover ligeramente su cabeza hacía los lados aún manteniendo esa sonrisa.

No tenía ganas de lidiar con un Clyde llorando o algo por el estilo más tarde y creo que nadie quisiese estar en esa posición.

A pesar de que obviamente el menor no podía visualizar la sonrisa del rubio, esas cejas y ojos no mentían. Para el castaño era algo sumamente tierno, tanto así que le era imposible no sonrojarse ante aquella vista.

Lo único que se le vino a la cabeza fue sonreír igualmente y soltar un par de risas para disimular un poco y no parecer un tonto, aunque muy bien no le salía que digamos.

-¿Y a ti como te ha ido?

-Igual, estoy como siempre.

El pensamiento de bromear acerca del estado de pobreza y bajísimas condiciones en las que vivía el rubio se hizo presente en su cabeza, obviamente no iba a decirlo pero de igual forma empezó a soltar unas cuantas carcajadas sintiéndose a la vez la peor persona del mundo por reírse por algo como ello.

Ahora los papeles habían cambiado y el que estaba riendo para no quedarse atrás era Kenny, que a decir verdad la situación le estaba empezando a incomodar.

-Esto... Bueno, se me hace tarde, nos vemos otro día - hablo mientras se disponía retirarse del lugar.

-Adiós... - pronunció en voz baja viendo como el mayor se daba la vuelta.

Soltó un par de palabras inaudibles para el rubio que ya se encontraba un par de metro lejos, aunque el castaño no pudo evitar sobresaltarse por un segundo al escuchar como Kenny se volteaba y lo llamaba.

-Hey, Clyde - llamó el de pobre viendo al mencionado mirarlo directamente a los ojos - ¿Cuídate, si?

La única reacción que pudo mostrar el menor en ese momento fue simplemente que la tonalidad de sus mejillas pasasen a una tonalidad más rojiza de lo que hace unos dos minutos atrás estaba.

Esto no paso desapercibido por el de parka que igualmente se sonrojo ante el bello panorama que estaba presenciando, solo que con menor intensidad. Ambos jóvenes se estuvieron viendo fijamente durante unos pocos segundos hasta que el castaño soltase un largo suspiro y se empezase a acercar al contrario.

A decir verdad Kenny pensaba que simplemente Clyde le iba a dar un abrazo y ya esta, ya había alzado ligeramente los brazos y los hubiera abierto más de no ser porque de un momento a otro sintió los labios ajenos ejerciendo presión sobre los suyos.

Y ahí se encontraban esos dos, dándose un beso en plena calle y no estaba de mas decir que ninguno de los pensó que aquel encuentro con el otro tuviese esta clase de desenlace. Curioso como las cosas cambian con solo unos pocos diálogos en solo unos pocos minutos.

A pesar de todo lo narrado con anterioridad, el beso no duro mucho. Probablemente a lo mucho duró unos diez segundos antes de que Clyde se diese cuenta de lo profundo que había metido la pata en ese momento.

Para ser justo con él, parte de la culpa de que el beso hubiese durado unos segundos más fue por el rubio que realmente no había hecho nada en lo absoluto para romper aquel contacto tan ansiado por su compañía.

Se miraron a los ojos por última vez en ese día antes de que el menor se fuese corriendo a una velocidad tan deslumbrante que con solo parpadear más de la cuenta ya no era visible por ningún lado.

El inmortal estuvo parado hasta pasado veinte segundos que se limito a parpadear un par de veces como si hubiese salido de alguna especie de trance.

A pesar de que por fuera parecía estar confundido por dentro tenía ganas de gritar al aire por lo acontecido, una garantía de que esa noche no podría dormir tranquilo. Había un montón de cosas que el rubio quería decirle al castaño en ese mismo momento, pero se limito únicamente en pensarlas para cuando lo volviese a ver.

Cosa que probablemente llevaría algunos días como mínimo, ya que sabía que este no se le acercaría de ningún modo, al menos hasta ya pasado un muy buen tiempo.

Sin nada más que hacer se dio media vuelta y se fue directo a su hogar esperando volver a encontrarse con el menor. Supongo que a Clyde se le empezaba a hacer costumbre dejar a Kenny con las palabras en la boca.

Clenny Week 2021Donde viven las historias. Descúbrelo ahora