"Pertenecer era una muy palabra fuerte, su propio hyung lo había dicho, como él empezó a pertenecer a Beomgyu después de tantos altos, bajos y muchos años de relación; sin embargo, Soobin quería pertenecer también, incluso si aún no comprendía al ci...
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Después de ese pequeño, pero fatal evento en su auto, Yeonjun se había comprometido a sí mismo en llevar a Soobin y Kai a la universidad todos los días.
Quizás porque se sentía culpable debido las palabras que había sacado de la boca del menor castaño, tal vez por tener esta idea errónea de que la historia de las menores era muy similar a la suya con su esposo o simplemente se sentía responsable por el estado anímico de Soobin y trataba de chequearlo todos los días para asegurarse de que no estuviera tan mal como esperaba.
No parecía estarlo y, si era lo contrario, el pelimorado era muy bueno escondiendo sus sentimientos.
Yeonjun se había sentido frustrado y Beomgyu lo había regañado por meterse y tratar de hacer de cupido en un asunto que no le correspondía; no porque el pelirosa había decidido esperar por él por años significaba que pasaría lo mismo con Huening. Yeonjun podía ser un completo masoquista, pero Kai había sido educado para reconocer límites.
Y aquel cierre fue su límite.
Beomgyu también se sentía apenado por Soobin, pero así era como funcionaban las cosas.
Nada cambiaría nada a menos que Kai quisiera hacerlo también. Si el menor retomaba sus sentimientos por Soobin, pues enhorabuena, pero si no era así, el pelimorado tendría que aceptarlo y vivir con ello. Así le había dicho Beomgyu, cruda, pero suavemente por teléfono a su dongsaeng de cabello púrpura.
Aunque sí, Kai no parecía cuestionar el aventón ni tener la más remota idea de lo que pasaba alrededor, es más, el castaño estaba aliviado de evitar el bus.
—¡Soobin hyung, apresúrate! Yeonjun hyung está abajo.
—¡Voy! —gritó el pelimorado en respuesta colocándose los zapatos.
—Más te vale moverte o voy a dejarte aquí.
El pelimorado bufó.
—Yeonjun hyung no se iría sin mí, tonto. —le sacó la lengua a su mejor amigo mientras se encaminaba de su habitación a la cocina, su mochila colgándole del hombro derecho.
El menor de ambos se acercó un poco a la entrada del lugar donde su mejor amigo había entrado y asomó la cabeza para ver qué hacía, para ser exactos, chequeando si estaba haciendo lo que él creía que Soobin hacía, y no pudo evitar suspirar al darse cuenta como tenía razón.
Choi salió de la cocina y lo encaró mientras abría una Rehab Monster de frambuesa, después de haber guardado uno que otro par de la misma en su mochila.
—¿Es en serio? —cuestionó Huening sacudiendo su cabeza en desaprobación.
—¿Qué?
—¿Estás bebiendo otra?
—¿Qué tiene? No pude dormir anoche. —restó importancia el mayor encogiéndose de hombros.