"Pertenecer era una muy palabra fuerte, su propio hyung lo había dicho, como él empezó a pertenecer a Beomgyu después de tantos altos, bajos y muchos años de relación; sin embargo, Soobin quería pertenecer también, incluso si aún no comprendía al ci...
aquí esperando que alguien haya notado el patrón de canciones de los changos árticos. :D
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SEIS AÑOS DESPUÉS.
Era catorce de Agosto a las ocho de la mañana en un domingo y Soobin y Kai estaban despiertos, pero no querían salir de la cama.
Se habían levantado a las siete de la mañana a cepillarse los dientes —Dios sabrá cómo con las pocas horas de sueño que tuvieron. Soobin llevaba queriendo ir a la cocina para poder llevarle el desayuno a la cama a su novio, el cumpleañero, pero el castaño sólo lo levantó del suelo, cargándolo, y lo tiró a la cama, justo antes de usarlo como su peluche, recostándose sobre él y abrazándolo con fuerza. Habían cambiado de posición a lo largo de la hora, pero seguía siendo ambos abrazándose como si no hubiera mañana.
Huening sonreía cada vez que Soobin le daba pequeños besos en el rostro y le murmuraba cosas como «Te amo» o «Feliz cumpleaños, bebé».
Se ponían excesivamente cariñoso en las mañanas de pereza.
—Te amo. —el ahora peliazul plantó un ósculo en la frente de su novio.— Te amo. —beso en la punta de su nariz.— Te amo. —beso en su barbilla.— Te amo. —beso en sus mejillas.— Te amo.
Y antes de que el mayor pudiera besar en alguna otra parte, Kai se encargó de que sus labios conectaran efímeramente en vez de recibir otro beso sobre su piel. Claro que después de eso su novio no paró de darle pequeño piquitos en los labios, uno por segundo, sacando risitas por parte de su novio. Realmente amaba a su Soobin meloso.
—Soo, ya. Me besaste mucho anoche. Mis labios necesitan un descanso.
—No te quejabas precisamente. —se burló el mayor. El recuerdo de la noche anterior haciendo al menor sonrojar. Habían estado juntos por seis años ya, pero Kai seguía avergonzándose un poco cuando mencionaban ese tipo de actividades.— Si no recuerdo mal, tú fuiste quien me despertó a las doce de la noche todo ansioso por tener sexo cumpleañero-.
El castaño sacudió la cabeza frenéticamente en medio de un pequeño chillido, para interrumpir a su novio, buscando el pecho de su novio como escondite para sus mejillas carmesí.
—Cállate.
Sin embargo, a Soobin le gustaba molestarlo a veces:— Cuatro horas seguidas.
—De repente soy sordo.
—Aún me duele el trasero.
—¡Fuiste tú quién quiso cambiar a la tercera ronda!
—¿No que no escuchabas? —arqueó su ceja el peliazul con divertido.