Capítulo 10

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 Sigo abriéndome paso rápidamente entre la gente, necesito encontrar la puerta principal y volver a casa, he huido de la situación como un perro asustado.

 La habitación me da vueltas y la música no me ayuda, intento mantenerme erguido  y caminar con estabilidad, necesito algo para beber.  Veo una mesa llena de copas y botellas, cojo la que me queda más cerca, intento leer la etiqueta pero las letras me marean. Le pego varios tragos antes de volver a centrarme en buscar la puerta de entrada.

 Salgo por fin y empiezo a andar calle abajo, no sé dónde voy ni porque me he largado. Dejo caer el cuerpo y me siento en la acera de la calle, hace frio.

  Bebo y sin poder evitarlo las lágrimas empiezan a brotar. Impacto el puño contra el suelo, una, dos, tres veces, pierdo la cuenta…

 -          Nash! Para, para!  - Escucho que alguien grita al fondo de la calle, pero no desisto y sigo golpeando el suelo. – Nash!

 Cameron me agarra la mano y me abraza por la espalda, rompo a llorar. Noto su respiración nerviosa y entrecortada, apoya su cabeza en mi hombro y suspira.

 -           Nash, en que estas pensando? Para joder…

 -          Déjame en paz Cameron. – Digo entre sollozos.

 -          Que te deje? Que haces bebiendo como un loco? Qué te pasa? Qué coño te pasa Nash? –  Dice gritándome.

 -          Deja de preguntar, me prometiste que no me preguntarías nada más.

 -          Y tú me prometiste ser como siempre y te estás comportando conmigo como un cerdo… - Dice triste mientras se pone de pie.

 Le miro y se me parte el alma, tiene los ojos cristalinos y juraría que va a romper a llorar en cualquier momento.  La sangre que brota de mis nudillos resbala por mis dedos, pero no me duele tanto como pensar que puedo estar haciendo daño a Cameron tratándole como le estoy haciendo.

 -          Lo siento Cameron… - Digo secándome las lagrimas.

 Él Suspira y se sienta a mi lado.

 -          Dame la mano.- Dice mientras recoge la botella del suelo.

 Obedezco y acto seguido vuelca el líquido de la botella contra mis nudillos, me escuece pero no digo nada.

 -          Esto te calmara, es vodka, supongo que ni sabias lo que te estabas bebiendo…

 Tiene razón pero no respondo, estoy demasiado avergonzado por la escena que he montado y después de todo aquí estoy a las 4 de la madrugada en medio de la calle con los nudillos ensangrentados, borracho como una cuba y deseando que Cameron me abrace y me consuele.

 -          Porque no te entiendo Nash? - Dice apenado.  

 -          Como quieres entenderme si no me entiendo ni yo?

 El silencio me incomoda. Abrazo a Cameron y hundo mi cabeza en su pecho, el alcohol me ayuda a dejarme llevar, dejarme llevar mil veces más de lo que yo hubiera hecho estando sobrio.  Me aprieta contra él con fuerza y  pone sus brazos encima de los míos resguardándome así del frio.

 -          Que hubieras echo? – Me pregunta nervioso.

 -          Que hubiera hecho cuando?

 Estoy demasiado cómodo para prestar atención a la conversación pero él me separa de su cuerpo y me mira a los ojos, los tiene rojos, habrá fumado? No, está cansado.

  Acerca su cara y pega la punta de su nariz contra la mía. El roce hace que mi estomago se contraiga, lo tengo demasiado cerca y me es imposible no fijarme en los labios los que están  rojos y mojados, me encanta la manía que tiene de lubricárselos con la lengua cuando se pone nervioso.

 -          Me hubieras besado? – Me susurra tan cerca  de mis labios que podría saborear las palabras que acaba de soltar.

 -          No lo sé... – Digo tragando saliva, intento que el nudo de la garganta desaparezca.

 No entiendo el comportamiento de Cameron, pero no puedo más. Sin siquiera premeditarlo pego mis labios a los suyos, un tacto torpe, ansiosos.

 Cameron no hace nada para apartarse, al contrario, se junta mas y me abraza por la cintura. Noto su lengua jugar con la mía, el sabor a porro me inundan las papilas gustativas. Muerdo su labio inferior y succiono con fuerza hasta dejarlo rojo e hinchado.  Abro los ojos un segundo y la felicidad me inunda  al ver a Cameron con los suyos cerrados, está perdido,  perdido en mi boca. No lo dudo dos veces y enredo mis dedos en su pelo.

 Posiblemente luego me arrepienta de esto, pero mientras duré este momento nada me importa.

 Juego con la resbalosa lengua contraria, mordiendo entre beso y beso su labio, por gusto o por necesidad de volver a coger aire. Me agarra del cuello y yo aprieto la chaqueta tejana que lleva mientras noto como los músculos  de su espalda se tensan.

 -          ¡Cameron, Nash!  Donde están estos dos? – Grita Matthew.

   Cameron se separa de mis labios. Ninguno dice nada, ninguno intenta acabar con  la situación.

Donde nadie nos vea ( Nash Grier y Cameron Dallas ) CASH · MAGCONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora