Capítulo 3 - Inizio

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Antes de que empieces a leer, disculparme por no poder actualizar antes... Se que había dicho de actualizar como hace mas de tres semanas... Pero me ha sido imposible.

Espero que disfrutes del capitulin.

- Scott


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Presente

Me pesan los ojos. Intento abrir los párpados, pero es imposible. Parece que estén enganchados con pegamento. Tampoco noto mi cuerpo, parece que esté en un estado de sueño profundo, intento que respondan mis extremidades, pero están fuera de cobertura.

Escucho murmuros de dos voces masculinas a lo lejos. Cuando intento agudizar para intentar escuchar mejor, un dolor punzante aparece en mi cabeza saliendo un quejido de mis labios. Esos murmuros paran en seco. Consigo despegar con cuidado mis párpados deslumbrándome una luz blanca.

Miro a mi alrededor, estoy estirada en una cama de sábanas blancas. Las paredes de la habitación donde estoy son del mismo color. Destaca el ventanal que hay a la izquierda del cubículo y los pocos muebles oscuros esparcidos por toda la estancia. No veo de donde provenían esas voces hasta que enfoco mi vista borrosa en la puerta.

Me encuentro con unos ojos azulados, casi grises, que me miran de manera muy fija y penetrante. Un hombre de unos cincuenta años, con el pelo negro azabache y la tez blanca con una barba de unos tres días. Va vestido con una camisa blanca, con los primeros botones desabrochados, y un pantalón negro de vestir. No consigo romper el contacto visual hasta que escucho un carraspeo femenino. Por acto reflejo muevo la cabeza en dirección a de donde he escuchado el sonido, creo que lo hago demasiado rápido porque el mareo es inminente. Una mujer rubia, más o menos de la misma edad que el hombre, se me queda mirando mientras cruza las piernas y empieza a mover el pie de manera nerviosa.

- Te ha costado bastante despertarte, llevas dos días durmiendo.

Me la quedo mirando, intentando procesar la frase que acaba de decirme. Me fijo en el mechón de pelo rubio que le sobresale del moño que tiene tibante, haciendo que su cara parezca más fina. Unos ojos de color oscuros rodeados de sombras de ojos, con unos labios de color rojo, como sus tacones. Lleva un vestido negro que se le pega a su torso.

- ¿Qué ha pasado? No me acuerdo de absolutamente nada. - noto la cabeza pesada, me cuesta hablar y tengo la voz demasiado grave.

- ¿No te acuerdas de nada? - dice el hombre volviéndome a mirar.

Niego con la cabeza y se me acerca a la cama. Pasa por mi lado sacando una jeringuilla de su pantalón. Me quedo en shock, me doy cuenta de que no puedo mover ni un músculo, intento levantar un brazo para evitar lo que creo que va a pasar. No me había fijado que tengo una vía clavada en mi brazo y que ahora mismo él acaba de introducirme el contenido de esa jeringuilla en mi cuerpo. Intento protestar, pero todo se vuelve oscuro.

_-_-_-_-_

Me están moviendo el brazo. Odio cuando Scarlett me despierta moviéndome. Abro los ojos para decirle que pare, pero no me encuentro con Scarlett, miro a mi alrededor y no estoy en mi habitación. Me doy cuenta de que no ha sido un sueño. La misma mujer de antes ahora me está moviendo el brazo y me está sonriendo. Creo que por mi expresión deja de sonreírme.

- Perdona que te despierte, pero tienes que comer algo.

- ¿Dónde estoy? ¿Qué me ha pasado? Intento recordar algo, pero lo tengo todo oscuro. Solo me acuerdo de que fui a una galería nada más.

- Come, necesitas coger fuerzas - dice tendiéndome una cuchara con lo que parece ser sopa. Pruebo levantar el brazo, pero me es imposible.

- ¿Por qué cojones no me puedo mover?

- Come y calla, por favor.

Cuando la cuchara va hacia mi boca, en el último instante aparto la boca, haciendo que la cuchara choque contra mi mejilla, cayendo el líquido por mi pecho. Miro la mancha que hay en lo que parece un camisón blanco.

- ¿Por qué no llevo mi ropa?

- Stai zitto per una volta - me suelta con un acento muy marcado.

- ¿Qué me has llamado? - medio grito mirándola

- Mira preciosa, me he peleado con mi marito para que pudieras comer, y no me lo estás poniendo fácil. Por favor, cállate y come, no pido más.

No le contesto nada, solo abro la boca indicándole que le voy a obedecer. Al tenerla más cerca me puedo fijar en su rostro. Tiene alguna arruga en la frente. Sus ojos tienen unas motas verdes mezclándose con su color castaño.

- ¿De dónde eres? - suelto de golpe cuando trago una cucharada de sopa.

La mujer se me queda mirando pensativa mientras vuelve a cargar la cuchara.

- Soy de Rusia, pero llevo muchos años viviendo en Italia. Mi marido es italiano y por eso sé hablarlo, incluso pienso más en italiano que en ruso.

- Para ser rusa hablas muy bien el español, la verdad. - digo volviendo a abrir la boca.

- Cuando era joven estuve estudiando en España durante dos años, allí aprendí el idioma.

Cuando asiento con la cabeza, escucho voces que provienen de fuera de la pequeña habitación. La mujer rubia me hace una seña con el dedo diciéndome que me calle. Entonces se abre la puerta mostrando al mismo hombre que apareció por primera vez. Le hace una seña con la cabeza a la mujer rubia haciendo que se levante de la silla de mi lado dándome una casta sonrisa, cerrando la puerta cuando sale.

- Espero que hayas descansado y que la comida te siente bien en el estómago.

Asiento con la cabeza sin poder decir ni una palabra. Sus ojos me impiden hablar ya que me intimidan demasiado.

- Supongo que te estarás preguntando qué haces aquí. Hace dos días que estas aquí. Hemos tenido que "traerte" aquí por un motivo, que más adelante descubrirás. Solo pido que no nos lo compliques, cuanto antes acabemos, antes estarás de vuelta a tu vida...

- Perdona que le corte. Pero exactamente, ¿dónde estoy?

- Estás en Italia.

- ¿Cómo? Espera, espera... ¿Me estás diciendo, que me has raptado?

- Effettivamente.

Y sin darme cuenta, estoy chillando como una loca. El hombre se me queda mirando con cara de pocos amigos. Se levanta de la silla de un salto y llega a la puerta, donde unos ojos azules se encuentran con los míos. Esa persona entra en la habitación y se pone a hablar con el hombre. Mis gritos aumentan más cuando veo que el hombre mayor saca una jeringuilla del bolsillo, me viene a la mente lo que paso la última vez. Mis gritos se intensifican más, vuelvo a probar a moverme, imposible. Y lo único que se me ocurre es tirarme de la cama. Así de inteligente soy.

Mis gritos paran en seco y me veo el brazo lleno de sangre, creo que con la caída se me ha caído la vía donde me inyectaban algo. Me quedo mirando el brazo e intento no marearme cuando me levantan del suelo.

Noto un pinchazo en el brazo mientras alguien me habla, me vuelvo a encontrar con esos ojos azules. Todo se vuelve oscuro, pero escucho algo.

- Bambina calma, andrà tutto bene.




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Hola holaaaaaaa. ¿Ha merecido la pena esperar? Espero que no me matéis... No he sido muy mala en este capitulo... jijiji. Acordaros de votar y comentar, que así me animo mucho más.

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