Día #2: Cosas de niños

423 42 53
                                    

•••••

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

•••••

—¡Vuelvan aquí bribones! —vociferó un anciano vendedor, viendo como sus manzanas desaparecían en manos de ese par rebelde de niños.

—Oye Leorio, creo que nos llevamos manzanas demás —dijo el pequeño Pietro corriendo tras su amigo.

—Que va, el viejo tiene muchas otras, unas cuantas ni le harán falta —volteó a verlo mientras corrían. De pronto, chocha con un alguien entre el gran gentío. Las proveedor manzanas que traía en sus brazos cayeron con pena al suelo— ¡Oh, no puede ser! —molesto levanta la mirada viendo a un niño rubio en el suelo— mira lo que hiciste, tiré mis manzanas por culpa tuya.

—¿Leorio, estás bien? —preguntó Pietro llegando hasta su amigo pelinegro. Luego vio al niño de ojos grises— ¿Eh?

—No estoy bien, este niño tonto hizo caer mis manzanas —gruñó con enfadó el infante.

El niño de cabello dorado se levantó sacudiéndose el polvo, mirándolo con rabia contenida.

—No puedes llamar tuyo, algo que no es de tu pertenencia —habló prepotente el niño.

—¡¿Qué dices?! —furioso, Pietro se puso en medio aún con el otro montón de manzanas en su pequeños brazos.

—Leorio, cálmate —imploró el niño, su amigo aveces solía enfadarse rápido. Kurapika se cruza de brazos y cerrando los ojos, tensa su boca.

—Gritar sin control, tipico en una persona ordinaria sin modales algunos —abre los ojos— deberías hacerle caso a tu amigo, luces como un ser carente de intelecto —sonrió engreído.

—¡¿ME ESTÁS LLAMANDO TONTO?! —Leorio ya estaba arto de ese niño, de  verdad no sabía quién era, era la primera vez que veía a ese chico en su pueblo, además que tenía ropas raras y finas a la vez. Seguro era un niño rico.

—Yo solo supuse, pero tú lo confirmas —se alza de hombros.

—¡AHORA SI! —Listo, había sido todo. Cuando, Pietro asustado, pensó que su amigo lo golpearía y por su puesto, las personas dirigieron su atención a ellos.

Kurapika no se inmutó, solo lo vio con aquellos ojos grandes grises de manera "inocente".

—¿Amo Kurapika? —los tres niños voltearon a ver. Era un hombre elegante y bien vestido, pero no tanto como para decir que era un príncipe. Más bien, parecía mayordomo— ¿Qué hace por aquí?, Sus padres lo están buscando para la cena de hoy

El semblante del niño rubio se volvió aburrido, ¿tenía que ir ahora?. Pero se aburría mucho en la mansión nueva.

Suspiró resignado y molesto.

— Está bien Mizaistom —murmuró con un leve puchero, el hombre tomó la mano del niño llevándolo de vuelta.

La gente prontamente dejó prestar atención para seguir con lo suyo. Leorio y Pietro intercambiaron miradas aún sorprendidos.

Llamadas Dulces, Cadenas Amargas (Leopika Drabbles)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora