Capítulo 18

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Dos meses después...

Junio había empezado y Jared y Daisy seguían hablando, pero esta vez cara a cara. Daisy estaba feliz de estar hablando con su interés amoroso y ser cada vez más cercana al mismo.

Jared, por su lado, le agradaba hablar con Daisy. Ella era una chica que ya era más segura de sí misma, y con la que podía hablar de diferentes temas, que él no creía que llegaría a hablar.

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Dos meses después, en agosto.

—¿Y han decidido avanzar en su relación? —preguntó Darcy

—¿Qué? —preguntó Daisy en respuesta, sin entender la pregunta de su prima

—Que si tú y Jared darán el siguiente paso —dijo la pelirroja, cambiando la pregunta para que se entendiera mejor

—Ah... deberíamos... —murmuró la adolescente

—Sí, deberían. Son muy tiernos —anunció la extrovertida y mayor de las primas

Daisy se sonrojó y guió su atención al libro que estaba leyendo; Los Juegos del Hambre, En Llamas. Darcy rodó los ojos ante la lentitud de su mejor amigo y su prima, pues ambos se gustaban y por lo tanto deberían salir.

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Jared se decidió por confesarse a Daisy a finales de septiembre (por decisión propia y por insistencia de Darcy, quien los shippeaba a ambos).

Lo haría de una forma simple y directa. ¿Para qué perder tiempo en algo que es obvio?

—Daisy, te quiero decir algo —le dijo Jared agarrándole con suavidad la muñeca

Las clases por ese día viernes habían terminado, y Jared decidió confesarse tras invitarla a comer al shopping.

No era una idea romántica pero sabía que a ella le gustaban las cosas simples.

—Dime pues —dijo ella

—Primero vamos a comer al shopping. Yo invito —respondió el adolescente

—Me dejas con la duda, eso no se hace —bromeó ella, fingiendo tristeza y enojo adelantándose unos pasos con dignidad

Jared soltó unas carcajadas y se puso a la par de Daisy. Ambos caminaron en un silencio cómodo hasta llegar a su destino.

—¿Qué quieres? —preguntó el rubio

—Ya lo sabes —respondió la chica de cabello castaño con mechas rojas

Ambos se dirigieron al local de Betos, una cadena de lomitos y comidas similares e hicieron sus pedidos.

Mientras esperaban a que les entregaran sus pedidos, Jared y Daisy hablaban con tranquilidad. Él debía admitir que estaba bastante nervioso por la confesión que haría, pero igual estaba seguro de que recibiría una respuesta positiva. Notaba el aprecio que ella sentía por él en sus ojos.

Finalmente les entregaron sus pedidos se sentaron en una mesa para comer.

—Darcy me está pidiendo una foto —comentó Jared mientras revisaba el celular, y ambos se acomodaron para sacarse la foto

Cuando terminaron Jared se decidió por hablar pero antes respiró hondo tres veces.

—Empezamos a hablar más y más desde aquella carta que me mandaste en marzo, y empezaste a gustarme como amiga, y ahora lo haces en un sentido romántico —habló Jared

Le pareció mejor confesarse a la chica que le gustaba de forma directa, porque sabía que si no se trabaría con sus palabras y no se daría a entender.

Daisy se quedó en silencio unos segundos, porque no se esperaba esas palabras, aunque sí sospechaba de que él le diría algo así. Lo notaba en su mirada.

—¿Daisy? ¿Estás bien? —le llamó Jared algo asustado, ¿acaso se había equivocado y en realidad no sería correspondido?

—¿Eh? Sí, estoy bien. Solo... estoy sorprendida —respondió esta

—No estás obligada a responderme ahora, ni siquiera a hacerlo —le aseguró él algo decepcionado de no haber recibido una respuesta

—No seas tonto, tú también me gustas —respondió ella con una sonrisa entre burlona y cariñosa

L

a decepción que sentía Jared desapareció rápidamente para ser reemplazada por una alegría profunda. Apoyó sus antebrazos a los lados de la mesa para así acercar su rostro al de la fémina y tras una pregunta tácita con la mirada la besó en los labios.

El beso duró unos segundos por la vergüenza que ambos sentían, y poseían en sus rostros una sonrisa alegre y enamoradiza.

—Te acompaño a casa —dijo Jared levantándose de su silla

Daisy también lo hizo, y con un abrazo de lado se dirigieron a la casa de la muchacha. Quizá este amor de adolescencia no duraría para siempre, pero ambos harían que al menos valiese la pena.

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