Instinto

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Capítulo 3

Instinto.

Las horas iban avanzando lentamente, mientras todos estaban sumidos en el mundo de los sueños aprovechando estar entre las nubes para hacer su viaje una experiencia única, no era lo mismo para Ruruka y Takahiro, la pierna del mayor ya se había acalambrado por tanto que la había movido, la manicure perfecta de Ruruka se había arruinado, tanto que incluso ya le ardían los dedos por el mordisqueo constante. Ambos notaban que las azafatas se murmuraban entre ellas mientras los veían, una de ellas les ofreció algunas bebidas para que pudieran descansar un poco en su inesperado viaje, pero habían declinado las ofertas, querían estar en sus cinco sentidos para lo que sea que les esperaba.

Si lograron dormir una hora fue mucho, no sabían cuántas horas habían pasado, pero se dieron mas o menos una idea pues el sol salía por su derecha, pudieron ver que las nubes estaban pintadas de un ligero gris, señal de que pronto llovería.

Se ajustaron los cinturones cuando las azafatas se los indicaron, en los últimos minutos sus corazones habían latido más rápido de lo normal, se les miraba tan distraídos que ni cuenta se habían dado que el avión había aterrizado, la gente comenzó a levantarse de sus asientos para después descender del avión, ellos iban a hacer lo mismo pero una azafata se puso en frente de ellos impidiéndoles que salieran de sus lugares.

—Les sugiero que se queden aquí hasta que alguien venga por ustedes. —Hablo la azafata con voz neutra pero amenazante.

—Ok. —Takahiro trago saliva, pero no dejo de verla.

—Ok, ok nos quedamos aquí, pero por favor no nos saquen los órganos. —Ruruka trataba de disimular su voz temblorosa, se sentó al mismo tiempo que Takahiro.

Pasaron por lo mínimo 20 minutos para que el avión se quedara completamente vacío, solo estaban ellos tres, se veía sobre la ropa la rápida respiración de Takahiro y Ruruka, saltaron de susto cuando se escucho que tocaban la puerta del avión, voltearon de inmediato hacia donde se dirigía la azafata que abrió sin ninguna dificultad la puerta.

Entraron cuatro hombres que a simple vista se veían que eran guardaespaldas de alguien sumamente importante, Ruruka tomo con fuerza la mano de Takahiro, ambos se trataban de brindar ese valor que en ese momento necesitaban.

—Por favor, acepten nuestras disculpas, entiendo que este viaje fue muy repentino para ustedes. —Hizo una reverencia uno de los guardias para después enderezarse. —Por favor acompáñenos. —Señalo las escaleras.

Respirando bastante hondo Takahiro y Ruruka salieron de sus lugares para caminar hacia la salida, antes de que bajaran la azafata les ofreció unas bebidas que traía en una charola de plata.

—Les sugiero que lo tomen, necesitaran algo fuerte para lo que viene. —Con las manos temblorosas ambos tomaron lo que les ofrecían y de un solo trago se lo tomaron, Takahiro carraspeo un poco pues hace mucho que no probaba un alcohol así de fuerte.

—Tengan cuidado al bajar. —El guardaespaldas dejo que ellos bajaran primero

Al salir voltearon hacia todos lados tratando de reconocer el lugar, pero no les era posible, había una camioneta y un auto esperándolos, al parecer sus maletas ya se encontraban adentro del vehículo mas grande, con una simple seña les hicieron saber que ellos tendrían que ir en el auto, no podían hacer otra cosa mas que obedecer, así que se subieron esperando que el lugar donde los llevarían no estuviera tan lejos, el automóvil arranco de inmediato junto con la camioneta que estaba en frente, solo estaba el sonido de la suave música en el radio pero el silencio entre ellos era tenso.

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En la mansión se podían escuchar los desgarradores gritos de alguien que trataba de luchar para que lo soltaran.

Quiero estar contigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora