Veo todo oscuro no puedo abrir mis ojos y no se porque, siento como alguien me agarra entré sus brazos pero luego de eso nada más, no tengo la menor idea de qué me habrá pasado para ni siquiera lograr moverme. Luego de unos momentos no sentí nada más durante bastante rato, hasta que alguien me llama.
—Señorita...Señorita —Empiezo a ver qué mi cuerpo va reaccionando poco a poco.
—¿Dónde estoy?— Abró mis ojos lentamente para acostumbrarme pero un terrible dolor vino al momento en mi cabeza.
—Oh por dios ¡Erik! ¡La jovencita despertó ven a revisarla! —A pesar de tener un dolor horrible en mi cabeza volteó a ver a una mujer de cabello largó azabache y unos ojos verdes hermosos.
—Isabel no tienes porque gritar, recuerda qué puede hacerle mal a la muchacha por el fuerte golpe que se dio —Un hombre de pelo castaño con algunas canas y ojos grises se aproxima hasta mi, lo miró confundida hasta qué algo se me cruza por mi cabeza.
—Diculpen pero ¿Saben ustedes quien soy? Y ¿Por que estoy vendada en varías partes? —Dije para mirarlos a ambos esperando que sepan la respuesta.
—Niña ¿No recuerdas nada?- La miré negando con la cabeza.—Mi maridó te encontró fuera del muró, tenías toda tu ropa desgarrada y dispersa por todas partes, debiste darte un buen golpe para tener esas lastimaduras. Pero al momento de revisarte y ver qué estabas todavía viva te subió a su caballo y te trajo a la ciudad subterránea donde te atendimos, en una de las telas de tu ropa logré ver un borbado imaginó que tu nombre pero sin apellidó lo siento pequeña.
—Entiendo pero lo qué no comprendo es lo de fuera del muro y ¿Como que estoy en una ciudad subterránea? —Estaba confundida muy confundida, no comprendía nada y cuándo quería recordar nada más que dolor venía a mi cabeza.
El marido de la mujer el cual ahora se que su nombre es Erik me revisaba las heridas que tenía por los brazos, la cabeza y el abdomen mientras la señora Isabel dijo que iba a preparar algo de Té para contarme mejor las cosas así podría comprender varías cosas. Cuándo término de revisarme me dijo qué tenía amnesia la cuál no sabía si sería permanente o temporal, que solo con el pasar del tiempo lo sabría.
Cuando volvió me sirvió un poco y se sentó junto a Erik en una silla que había, ambos empezaron a explicarme lo de la ciudad subterránea la cuál estaba debajo de la ciudad del muro Sina, me comentaban que éste lugar fue hecho para la gente refugiada por lo titanes pero con el tiempo la población aumento haciendo que haya escasez de comida y qué la gente tenga que luchar por ella, para luego dar lugar a los criminales.
Cada cosa qué decían hacia qué me sorprendía ¿Es posible que existan esas bestias llamadas titanes y que midan más de 4 metros? Y peor aún ¿Que coman humanos? Luego me dijeron qué mi nombre es Petra por el bordado de una de las prendas que llevaba puesta la cuál estaba bordado con una hermosa letra pero qué no decía mi apellido.
—Ya qué sabés de los titanes y de la ciudad subterránea, hay otra cosa de la que debes estar informada la cuál es importante. — Me decía la mujer a la cuál escuchaba muy atenta para no perderme ningún detalle.
—¿Que otra cosa debo saber? Aparté señor Erik ¿Como es qué usted pudo salir del muro si están esos titanes come humanos?
—Soy un médico el cuál usa plantas las cuáles contienen componentes mucho mejores para las personas que atiendo, logrando así que su salud mejoré mucho más. Cada vez qué salgo del muro siempre corro algún riesgo de no volver jamás, pero conseguir las plantas que necesitó dentro del muró me es demasiado difícil y costoso también, por lo qué cada cierto tiempo sin qué nadie se de cuenta, ni la legión de reconocimiento ni la policía militar salgo del muró, este día que salí fue cuándo te encontré niña me sorprendí ver a alguien qué no fuera alguien de la legión fuera.
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El regresó de Petra Ral
RandomAl momento que la titán hembra la iba asesinar como a sus compañeros, Petra hace un movimiento con su equipo de maniobras tridimensional logrando salvar su vida pero este al momento qué la titán da una patada contra el árbol se rompe haciendo qué el...