Diagnóstico: exceso de perversión

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Super duper hiper mega F al cubo para Elizabeth que hoy es descubierta

Bueno, lo intentamos :v

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La albina lloraba silenciosamente, daba todo por perdido. Ya no era tanta la vergüenza, era un terrible dolor que no aguantaba, uno que lastimaba y aclamaba que ya todo estaba jodido. El capitán sabría la verdad de la manera más directa y probablemente se burlaría, la aborrecería, la dejaría ahí a su suerte...

A este punto, ya no le importaba realmente, solo esperaba a que el pecado de la lujuria soltara lo que sabía.

—Gowther...— interrumpió la maga indiferente —Primero tengo que hablar con la princesa para aclarar una pequeña duda antes de dar el resultado de lo que le pasa, mientras tanto no digas nada— no entendía, ni siquiera Gowther había soltado palabra alguna y la mujer se había percatado de su silenciosa lujuria.

—De acuerdo— respondió el pecado de la cabra, al contrario del pecado de la ira, se mantuvo sereno.

—Tiene que ser una broma— rechisto el rubio con clara molestia impaciente.

—Capitán, no quiero sacar conclusiones apresuradas— los esmeraldas miraron por un segundo a la albina, estaba seguro de que anhelaba un tiempo a solas con otra fémina con quien charlar. No le quedo más opción que acceder a regañadientes.

—De acuerdo, Merlín— la mujer azabache sonrió, por un momento vio el alivio en el rostro de la sonrojada princesa.  

—Sálganse ahora los dos— el de cabello rosa salió de la habitación sin decir nada mientras Meliodas solo le dedico una ultima mirada recelosa a su compañera. La albina suspiro una vez la puerta cerrada —Bien, ahora princesa...— comenzó la mujer mayor —No creí que tuviese ese tipo de mentalidad—una risita cómplice que le hizo arder, sus mohines vacilaban palabras incoherentes, ¿Qué debía hacer? —Puedes ser abierta conmigo, ya he vivido lo suficiente y créeme que nada de eso me sorprenderá, además  tu necesitas desahogarte. Confía en mi— una línea recta conecto sus comisuras titubeantes, cabizbaja arrugo la tela de la pequeña falda. Necesitaba sacarlo.

—No soporto esto, quiero que simplemente termine— sollozo —Solo siento que es imposible expresar lo que siento por señor Meliodas, pero cada vez que trato de decírselo no lo logro ya que el suele ser desvergonzado a mi alrededor— las palabras salían entre tropiezos, su voz escondida bajo su foquillo y sus ojos cristalinos, suficiente imagen como para conmover a la maga —Me siento frustrada, me ahogo en una tormenta en un vaso de agua— la contraria soltó un suspiro.

—Ya veo— hizo un puchero pensativo —Hmm, sudoración, agitación, falta de sueño...— repaso su observaciones durante su "sueño lúcido". Era obvio lo que realmente le atormentaba, ¿Cómo es que el rubio no se daba cuenta? —¿Sabías que las emociones no expresadas causan daños al resto de tu cuerpo de manera física y psicológica? Por otro lado, el comportamiento del capitán ha confundido tanto tu razón que te ha llevado a tener una obsesión sexual, pero eso trajo consigo frustración — los zarcos le miraron con atención.

—¿Obsesión y frustración?— asintió en respuesta.

—El no expresar tus sentimientos abiertamente fue el desencadenante de esto. Sentirte solo usada te hizo creer que solo así podías tener acercamientos con el capitán, lo que lo volvió una obsesión, sin embargo la frustración inicio con el hecho de estar insatisfecha ya que sabías que solo eran sueños y no podías avanzar, eso fue lo que causaba mas inseguridad para declararte abiertamente — aquella explicación cobró sentido en la cabeza de la chica. Merlín se agacho a la altura de esta para tomar su barbilla, una mirada fraternal y cercana ataco su rostro —¿Ahora lo entiendes?, solo es el mismo proceso repitiéndose una y otra vez. No te expresas, te obsesionas y te frustras—

Una Princesa No Tan Inocente || MelizabethDonde viven las historias. Descúbrelo ahora