Consultas

1.9K 169 124
                                    

Un exorcista para Elizabeth, por favor...

.

—¡¡¿C-Camelot?!!— musito sin poder creérselo, aun quedaba un día más de viaje —Pero creí que llegaríamos mañana en la tarde—

—Encontré una ruta mucho más rápida, no hay nada que agradecer— interrumpió enseguida. Algo en Elizabeth tembló, unas sencillas ganas de darle un golpe para que la regresara a Lionés, por ejemplo —Y tampoco no hay tiempo que perder, andando— ánimo para posteriormente bajar por las escaleras y dejarla en privacidad para que se vistiera.

Elizabeth estaba temblando, no quería, no podía... ¡¡Iban a descubrirla!!

[...]

El capitán juntó a sus camaradas, dejando al revoltoso Hawk de lado, en la puerta frontal del local donde el cerdo gigante optó para descansar de su larga caminata. 

—Bien, esto es un asunto de Elizabeth, ustedes pueden irse. Gowther vienes conmigo— comenzó con las ordenes. Para King y Ban era igual, uno podría quedarse a dormir y el otro beber hasta caer muerto, al contrario de la de coletas se encontraba preocupada y curiosa por el bienestar de la princesa.

—No es justo capitán, yo quiero sabes que le pasa a Elizabeth— chillo cruzándose de brazos —Hmp, seguramente hará de las suyas—

—De acuerdo capitán— musito el títere indiferente.

La albina los encontró escuchando esa conversación. Podría suspirar de alivio, al menos el resto de los pecados no sabrían de su incomoda situación bochornosa, pero aun así temía por el pecado de la cabra, bien conocía su habilidad para indagar en las mentes de los demás y sumando a eso, lo directo que podía llegar a ser con las palabras. Tenia que pensar en algo.

En ese momento deseo tener alas y salir volando, pero claramente era imposible.

—Si, yo creo que mejor no— llamo la atención de los pecados, esta se aferro con los brazos a una de las columnas de la entrada.

—Ya Elizabeth, no seas necia, es por tu bien— soltó la ira con tono jocoso mientras le extendía la mano, pero esta negó con recelo.

—No quiero, en serio no es necesario, estoy muy bien— se abrazo aun más a la madera. Meliodas soltó un suspiro, la tomo de la cintura pero esta se mantuvo reacia a separarse del local.

—Elizabeth, suéltate y vamos a buscar a Merlín— espeto el capitán tirando de ella con temor a lastimarla, sin embargo esto solo lo impaciento, pues en un impulso la albina se abrazo ahora con las piernas a la columna de madera. La mirada de sus compañeros delataba lo divertido que les parecía la escena incluso Ban llego a carcajear —No se queden ahí mirando, ayúdenme— les fulmino con la mirada, acto seguido obedecieron a la indicación.

—¡¡No, no le hagan caso, esta loco!!— volvió a exclamar con despecho. Meliodas tiraba de su cintura, Ban intentaba retirar sus manos aferradas a la madera, pero esta solo encajaba aun mas las uñas sin importarle que se lastimara mientras Diane trataba de que sus piernas soltaran aquel pilar, pero le parecía increíble la fuerza que tenía.

—Vamos, Elizabeth, solo te van a hacer un chequeo— murmuro la gigante haciendo la suficiente fuerza como para tratar de separarla, pero sin lastimarla —¡¿Como saco tanta fuerza?!—

—¡¡No!!— en un ultimo intento, las extremidades de la doncella no aguantaron y lograron que aquella terca chica se soltara; acto seguido el capitán la coloco boca abajo sobre su hombro  —¡¡No, suélteme señor Meliodas!!— pápatelo desesperada por soltarse y correr lo más lejos posible, pero su agarre era fuerte e imposible de soltarse.

Una Princesa No Tan Inocente || MelizabethDonde viven las historias. Descúbrelo ahora